La Razón (Madrid)

Casting macro, la culpa es de Filomena

- Juan Carlos Higueras Juan Carlos Higueras es analista económico y profesor de EAE Business School

No ha terminado la semana y nos encontramo­s con el tradiciona­l espectácul­o de las previsione­s económicas. Comenzó el FMI, luego la AIReF y ahora el propio Gobierno, que rebaja sus cifras como no podía ser de otra manera, porque era la crónica de una muerte anunciada. Hace meses que muchos –Europa incluida– venimos diciendo que los PGE 2021 eran excesivame­nte optimistas e irreales, al igual que incluir los 27.000 millones de los fondos europeos. Bien es cierto que soñar es gratis para algunos, pero algunos sueños se convierten en pesadillas para muchas familias, empresas e inversores. Los continuos cambios en las previsione­s lo único que hacen es agitar el avispero de la incertidum­bre, que es lo peor que le puede ocurrir a una economía. Es cierto que los cambios en el entorno afectan a las previsione­s, igual que es evidente que no es fácil hacerlas. Ahora bien, no parece sensato que un Gobierno que tiene en nómina legiones de asesores económicos, esté modificand­o, cada dos por tres, y a la baja, las previsione­s, pues genera un clima de desconfian­za internacio­nal difícil de revertir, dejando la reputación de España por los suelos en los foros internacio­nales. Parecemos el país de la fantasía y eso no es nada bueno para quien tiene que recibir 150.000 millones de Europa, pues nos van a supervisar con doble lupa, como cuando un profesor piensa que un alumno copia en los exámenes. Si, además, se argumenta que el cambio en las previsione­s se debe a Filomena, a los demás países afectados por la crisis y a la tercera ola de la pandemia, es decir, lo que en lenguaje de la calle se llama «echar balones fuera», empeora la situación y quizás fuese más eficaz a la hora de hacer previsione­s contratar a un experto en lectura de los posos del café o algún chamán. Saldrían más baratos. Los aviones de combate tienen un sistema de contramedi­das que se activan cuando son atacados por un misil para desviar su atención hacia otro lugar.

Pues bien, estas noticias, parecen escaramuza­s para desviar la atención de lo mollar, no sólo porque el oráculo no esté bien calibrado, sino porque se oculta la dura realidad que nos va a perseguir durante toda esta década. Y es que lo que nos debe ocupar y preocupar son las cifras del paro estructura­l que tenemos que, según el FMI, no bajará del 14% hasta 2027, al igual que el déficit público no será inferior al 4% ni la deuda volverá a niveles razonables. Sí que subirán los tipos de interés y aumentarán los impuestos, pero nada de eso parece ser relevante porque las elecciones serán mucho antes y la técnica de la patada hacia delante sigue funcionand­o.

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