Casting macro, la culpa es de Filomena
No ha terminado la semana y nos encontramos con el tradicional espectáculo de las previsiones económicas. Comenzó el FMI, luego la AIReF y ahora el propio Gobierno, que rebaja sus cifras como no podía ser de otra manera, porque era la crónica de una muerte anunciada. Hace meses que muchos –Europa incluida– venimos diciendo que los PGE 2021 eran excesivamente optimistas e irreales, al igual que incluir los 27.000 millones de los fondos europeos. Bien es cierto que soñar es gratis para algunos, pero algunos sueños se convierten en pesadillas para muchas familias, empresas e inversores. Los continuos cambios en las previsiones lo único que hacen es agitar el avispero de la incertidumbre, que es lo peor que le puede ocurrir a una economía. Es cierto que los cambios en el entorno afectan a las previsiones, igual que es evidente que no es fácil hacerlas. Ahora bien, no parece sensato que un Gobierno que tiene en nómina legiones de asesores económicos, esté modificando, cada dos por tres, y a la baja, las previsiones, pues genera un clima de desconfianza internacional difícil de revertir, dejando la reputación de España por los suelos en los foros internacionales. Parecemos el país de la fantasía y eso no es nada bueno para quien tiene que recibir 150.000 millones de Europa, pues nos van a supervisar con doble lupa, como cuando un profesor piensa que un alumno copia en los exámenes. Si, además, se argumenta que el cambio en las previsiones se debe a Filomena, a los demás países afectados por la crisis y a la tercera ola de la pandemia, es decir, lo que en lenguaje de la calle se llama «echar balones fuera», empeora la situación y quizás fuese más eficaz a la hora de hacer previsiones contratar a un experto en lectura de los posos del café o algún chamán. Saldrían más baratos. Los aviones de combate tienen un sistema de contramedidas que se activan cuando son atacados por un misil para desviar su atención hacia otro lugar.
Pues bien, estas noticias, parecen escaramuzas para desviar la atención de lo mollar, no sólo porque el oráculo no esté bien calibrado, sino porque se oculta la dura realidad que nos va a perseguir durante toda esta década. Y es que lo que nos debe ocupar y preocupar son las cifras del paro estructural que tenemos que, según el FMI, no bajará del 14% hasta 2027, al igual que el déficit público no será inferior al 4% ni la deuda volverá a niveles razonables. Sí que subirán los tipos de interés y aumentarán los impuestos, pero nada de eso parece ser relevante porque las elecciones serán mucho antes y la técnica de la patada hacia delante sigue funcionando.