La Razón (Madrid)

Arde la Liga: Atlético, Madrid y Barça, en dos puntos

LAS PARADAS DE SU PORTERO MANTIENEN EL LIDERATO DEL ATLÉTICO, QUE PERDIÓ A JOAO FÉLIX Y A TRIPPIER POR LESIÓN. TUVO OPORTUNIDA­DES PARA DERROTAR AL BETIS, PERO CLAUDIO BRAVO RESPONDIÓ AL ESLOVENO

- DOMINGO GARCÍA

ElEl gol era el problema más evidente del Atlético antes de enfrentars­e al Betis y lo resolvió pronto. A los cinco minutos ya había marcado Carrasco, más liberado como extremo sin necesidad de tapar el lateral izquierdo. En el mismo movimiento, tres jugadores del equipo verdiblanc­o se fueron al suelo. Mandi, Bravo y Bartra cayeron como bolos encadenado­s y el belga sólo tuvo que esquivarlo­s para poner por delante al Atlético.

Sin Luis Suárez ni Llorente, el Atlético se enfrentaba al partido sin más de la mitad de sus goles. El problema pareció desaparece­r pronto, aunque apareciero­n algunos más. El Atlético no se comportó como un equipo que quiere ganar la Liga, a pesar de ponerse por delante tan temprano. Y las señales que mandaba Simeone desde el banquillo tampoco animaban a sus jugadores a buscar la victoria. No tenía muchas opciones ofensivas, pero no tenía necesidad Simeone de mandar a Torreira al campo cuando tuvo que sustituir a Joao Félix.

El portugués no tuvo el protagonis­mo que exigía el partido. Además de sus goleadores, el Atlético echaba de menos a Lemar, Lemar, que desapareci­ó de la alineación poco antes del comienzo del partido por unas molestias. Pero Joao fue completame­nte intrascend­ente en el partido. No recibió la pelota en los tramos decisivos del campo y tenía que bajar demasiado a buscarla.

Y cuando se animó a hacerse notar cerca del área del Betis se cruzó con la mala suerte al borde del descanso. Mandi tapó su disparo y la inercia después le hizo golpear el tobillo derecho de Joao, que ya estaba dolorido. Es el mismo que se lesionó jugando con Portugal. Regresó al campo en la segunda mitad, pero antes de que se cumpliera el primer minuto ya estaba pidiendo el campo. Su sustituto era Torreira. Un mensaje defensivo del Cholo para sus futbolista­s. En lugar del jugador más talentoso del equipo mandaba al campo a un mediocentr­o trabajador. Un recuperado­r de balones que demostraba las escasas intencione­s que tenía el técnico rojiblanco de manejar el partido.

El Betis aceptó el regalo y se marchó arriba. Jugaba raro el equipo de Pellegrini, sin un delantero de referencia ante la ausencia de Borja Iglesias. Era Joaquín el que ejercía de falso «9» mientras le duró el oxígeno. El técnico chileno quería aprovechar la movilidad del capitán y la velocidad de Tello y de Ruibal por las bandas.

FueTelloel­que marcó el empate. Entró a rematar aprovechan­do el espacio que había dejado libre Joaquín y el centro de Álex Moreno desde la izquierda.

El gol fue el síntoma que hizo al Atlético ser consciente de que el trabajo iba a ser más duro de lo que hacía imaginar el gol de Carrasco. Correa no supo aprovechar un regalo de Guido, que le entregó la pelota al borde del área con todo el Betis mirando hacia delante. Le pilló despistado el pase del centrocamp­ista rival, no se atrevió a encarar y disparó desde el borde del área hacia ningún sitio.

No estaba el Atlético para desperdici­ar oportunida­des como ésa. No hubo muchas más y en la segunda parte tuvo que apaerecer Oblak para hacer sus milagros cotidianos. Una parada a un cabezazo de Emerson, otra a un disparo de Canales y la más llamativa, a un remate de Lainez.

Pero no estaba solo el esloveno. Igual que Carrasco había bajado a defender hasta su área en la primera mitad para salvar un remate, Giménez se lanzó al suelo para evitar un remate de Ruibal cuando el Betis había cogido cogido desprotegi­do al equipo de Simeone.

Las desgracias no acabaron para el Atlético con la lesión de Joao Félix. Perdió a Trippier por un golpe en la espalda y con él, la posibilida­d de hacer cambios

a pesar de que sólo había consumido cuatro. Las lesiones le hicieron gastar dos ventanas inesperada­s y Correa, que estaba agotadísim­o, tuvo que aguantar en el césped hasta el final. Aun así, suyas fueron las dos mejores oportunida­des para el Atlético en los instantes finales. Saúl tuvo otra y a todas respondió Claudio Bravo con el mismo acierto.

Los porteros evitaron que el resultado fuera otro y el Atlético se permite respirar y seguir dependiend­o de sí mismo en las jornadas finales. Era una cuestión de superviven­cia y el equipo del Cholo salió vivo.

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Joaquín intenta desbordar a Carrasco en el encuentro disputado en el Benito Villamarín
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REUTERS
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