El caballo de Troya era en realidad un barco fenicio
Un documental abunda en la teoría de que existió una confusión al transcribir la «Odisea»
EraEra una teoría vieja, plausible aunque no definitiva, pero algunas investigaciones la están convirtiendo en la teoría más firme. La última, la ha llevado a cabo el equipo de «El misterio del caballo de Troya: tras la pista de un mito», un documental de factura alemana dirigido por Roland May en la que un equipo de expertos de diversos ámbitos apuntan a una conclusión imposible de comprobar hoy en día: el caballo de Troya era en realidad un tipo de barco fenicio. La primera obra en la que se habla del corcel de madera, ya convertido en mito universal, era «La Odisea», poema épico compuesto por Homero entre los siglos VIII y VII antes de Cristo, en el que se cuenta cómo Ulises y los suyos se esconden en el regalo ofrecido a los troyanos para conquistar la ciudad. Sin embargo, como la obra de Homero era oral, en su transcripción algunas cosas pudieron alterarse. Así, el arqueólogo submarino de la Universidad de Marsella Francesco Tiboni apunta a que durante siglos se ha dado por bueno un error de términos, una confusión entre las palabras barco y caballo. En concreto sobre un tipo de barco fenicio llamado «hippoi», decorado con la cabeza de un equino en la proa, que podría haberse confundido con facilidad con «hippos», es decir, caballo, tanto por la audiencia como por los transcriptores del narrador griego. El arqueólogo Osman Erkut, especialista en estas embarcaciones, recuerda que Homero era un muy buen navegante y constructor de barcos y se refería a estas naves con diferentes términos, como «halos hippoi» (caballo de mar, en español), lo que podría haber facilitado la confusión, informa Efe. En esta teoría abunda el filólogo clásico de la Universidad de Marburgo (Alemania) Boris Dunsch, que recuerda que era muy común llatas mar a los barcos «caballos» en la antigüedad.
Asimismo, a los expertos que aparecen en el documental les extraña que Homero no aportase suficiente información y descripción del caballo y su ingeniería insólita. «No sabemos qué aspecto tenía, qué tan grande era, si tenía cabeza, piernas... lo que es raro, porque conocemos a Homero como escritor en sus descripciones y es siempre muy meticuloso y preciso», comenta Tiboni. Por otra parte, el documental explica que, aunque no se tiene mucha información sobre las construcciones navales fenicias, sí se sabe que los griegos conocían esembarcaciones, esembarcaciones, por lo que pudieron utilizarla para infiltrarse en Troya sin levantar sospechas. Estos barcos eran utilizados por los marineros fenicios para comerciar y pagar tributos a reyes extranjeros, por lo que los troyanos bien pudieron creer que era una ofrenda para la diosa Atenea y, por eso, lo introdujeron en su ciudad fortificada. «Podemos leer las epopeyas de Homero y no hcer más preguntas, tomar la narración como descripciones fantásticas, pero si miras más de cerca, puedes imaginar que existe una conexión con la realidad», comenta en el documental el arqueólogo Tim Gambin. Hoy, como dicen en el filme, es imposible de comprobar cuál de las dos teorías es la verdadera, y, además, la historia del caballo está tan arraigada en el imaginario occidental (y además es tan hermosa) que, quizá, por muchas investigaciones que nos digan otra cosa, queremos seguir leyéndola como está.