La Razón (Madrid)

Nadal, fresco de «cabeza y de físico» para asaltar Montecarlo

RAFA REGRESA EN MONTECARLO TRAS UN PARÓN DE DOS MESES. MOYÁ, SU TÉCNICO, ASEGURA QUE LOS PROBLEMAS DE ESPALDA «ESTÁN OLVIDADOS»

- FRANCISCO MARTÍNEZ - MADRID

«Rafa«Rafa llega bien», dice el técnico de Nadal, Carlos Moyá, desde Montecarlo. El tenista balear lleva unos días entrenando en el espectacul­ar Country Club de Mónaco con el Mediterrán­eo de fondo, el lugar en el que volverá a la competició­n tras un parón de dos meses. En 2021 sólo ha jugado el Open de Australia, lo hizo

con unas molestias en la espalda, y ahora regresa directamen­te en la tierra batida, su territorio. «Está descansado, con pocos partidos, y eso por una parte es malo y por otra, bueno», relata Moyá. «La parte positiva es que viene fresco de cabeza y físicament­e, y los dolores de espalda están prácticame­nte olvidados. Hemos tenido más tiempo que nunca para preparar bien la temporada de tierra batida y está

en buenas condicione­s», afirma, por un lado, el ex número uno del mundo. «Lo negativo es que viene falto de rodaje, pero para mí es más determinan­te lo positivo, lo otro hay tiempo para ir cogiéndolo e históricam­ente él no ha tenido problemas en empezar bien la época de tierra batida», completa Moyá. «Sabemos que va a ser complicado, pero la historia dice que ésta es la época que más le gusta a Rafa, en la que más títulos ha ganado, donde mejor ha jugado... Vamos con optimismo y con ilusión de que lo haga bien», concluye.

A los tiempos extraños que vivimos se le juntó la lumbalgia, y Rafa renunció a las citas en pista dura de Acapulco y el Masters 1.000 de Miami. También lo hizo Djokovic después de conquistar Melbourne, y Federer tuvo una reaparició­n fugaz en Doha y volvió a parar, de ahí que los jugadores que vienen por detrás han estado peleando por esos títulos que históricam­ente suele ganar el «Big 3». Ha sido como un pequeño ensayo de lo que le espera al circuito en las próximas temporadas, aunque todavía queden Rafa y Nole para rato.

La realidad es que Nadal y sus compañeros de profesión llevan prácticame­nte dos años sin jugar en tierra. El año pasado se suspendió la gira europea porque coincidió con el estallido de la pandemia, y se jugó Roma en septiembre y Roland Garros entre septiembre y octubre, con frío y muchos partidos bajo techo, lo que hizo que las condicione­s habituales de la superficie lenta cambiaran. Esta vez, si el avance del covid-19 no da un giro espectacul­ar para mal, se tendrán los torneos habituales, con Montecarlo, Barcelona, Madrid, Roma y París como principale­s paradas. Es una normalidad relativa, porque el Grand Slam francés ya se ha retrasado una semana. «Se está alargando un poco todo, el hecho de no haber público... Bueno, en algunos torneos sí, pero en Montecarlo no va a ser el caso, no va a haber espectador­es y quieras o no afecta un poco. Se está alargando más de la cuenta, al principio pensamos que era unos meses y ya el tema de la burbuja, las PCR, no salir del hotel, no salir del club... Va causando desgaste a nivel general en los jugadores, pero por otra parte se tienen que sentir privilegia­dos de que el circuito sigue en marcha, eso lo saben y son agradecido­s la mayoría de ellos», reflexiona Moyá.

En este tiempo sin jugar, Nadal ha perdido el número dos del mundo a manos de Medvedev, pero está cerca. En Montecarlo 2019 (2020 no se jugó) Rafa perdió con Fognini en semifinale­s, después cayó en Barcelona y tuvo una pequeña crisis de confianza, pero se recuperó a tiempo para vencer en Roland Garros, que siempre es el gran objetivo y que este curso podría tener un significad­o especial: si vence alcanzaría los 21 Grand Slams, rompería el empate que tiene con Federer y se quedaría sólo en la cima.

En este tiempo sin jugar, el balear ha perdido el número dos

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INSTAGRAM Rafa Nadal, durante un entrenamie­nto en las pistas del Masters 1.000 de Montecarlo

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