La Razón (Madrid)

Nuevos fármacos logran disminuir la tasa de hospitaliz­ación un 85%

Es posible frenar la infección desde los primeros días en mayores de 70 años

- RAQUEL BONILLA

Tras más de un año de andadura en la lucha contra la Covid-19, las vacunas se han convertido en la principal arma, pero no son las únicas. Además de la ansiada inmunizaci­ón, la Ciencia libra una ardua batalla investigad­ora para encontrar fármacos que ayuden a frenar la enfermedad y reducir las tasas de mortalidad, principalm­ente en pacientes de mayor edad.

Este trabajo está dando buenos frutos tal y como demuestra el estudio Comet-ICE, ya en fase III, que analiza el empleo de un medicament­o que puede ayudar en la lucha frente a la Covid-19 y cuya evaluación ya está en manos de la Agencia Europea del Medicament­o desde esta semana. «Se trata del uso de un fármaco de manera temprana que ha logrado resultados muy positivos, pues reduce un 85% lash os pita lizac ion eso muertes, es decir, se logra la ausencia de progresión de la infección durante el primer mes de tratamient­o», asegura Manuel Crespo, especialis­ta de Medicina Interna y portavoz científico para España y Europa del estudio Comet-ICE.

En este caso, la clave del nuevo fármaco, realizado por GSK en colaboraci­ón con la compañía biotecnoló­gica Vir, es que «estimula la producción de células efectoras que eliminan las ya infectadas. Y tiene un elevado potencial de neutraliza­ción del virus, pues impide que infecte nuevas células al bloquear el mecanismo que éste usa para entrar en las células pulmonares», detalla Arturo López, director médico de GSK.

Aunque los datos que se manejan manejan en este ensayo todavía son preliminar­es, las expectativ­as resultan muy halagüeñas: «Se trata de un avance que puede cambiar el panorama actual, pues no disponemos de ningún tratamient­o eficaz para frenar la progresión de la infección al principio, algo que nos preocupa en individuos de mayor edad o con patologías previas», avanza Crespo, quien detalla que «la única limitación es que la ventana de oportunida­d es muy pequeña, porque hay que tratar al paciente en los primeros cinco días desde el inicio de síntomas. Por eso, se está trabajando en lograr una aplicación oral y no intravenos­a, tal y como sucede ahora, para que pueda aplicarse de forma más sencilla bajo la prescripci­ón de los profesiona­les de atención primaria».

Pero no es el único, pues entre las esperanzas más recientes se encuentra el uso de otilimab, un anticuerpo monoclonal cuyo empleo ha demostrado reducir la mortalidad en pacientes mayores de 70 años. En concreto, un 65,1% de los afectados de esta edad estaban vivos y libres de insuficien­cia respirator­ia 28 días después del uso de este fármaco más el tratamient­o estándar (incluidos los antivirale­s y corticoste­roides), en comparació­n con el 45,9% de los que sólo recibieron la pauta habitual. «El estudio OSCAR de fase II ha arrojado una respuesta muy favorable con datos excepciona­les sobre todo en pacientes más mayores con una dosis única de otilimab. A pesar de que este grupo de edad no era el único objetivo del ensayo, el hallazgo resulta clave, porque se trata de la población más frágil, pues representa­n el 70% de las muertes relacionad­as

UN ANTICUERPO MONOCLONAL PARA LA ARTRITIS AMINORA LA ENFERMEDAD EN MAYORES LA AGENCIA EUROPEA DEL MEDICAMENT­O YA EVALÚA EL VIR-7831, QUE PARA LA PROGRESIÓN DE LA INFECCIÓN

con coronaviru­s y casi el 40% de las hospitaliz­aciones», asegura Germán Peces Barba, jefe asociado de Neumología del Hospital Universita­rio Fundación Jiménez Díaz de Madrid, uno de los centros participan­tes en este estudio junto con otros siete hospitales de nuestro país.

A pesar de que se trata de un anticuerpo monoclonal en investigac­ión para la artritis reumatoide, la clave de este fármaco es que «actúa bajo el principio de prevenir el daño autoinflin­gido que se produce el paciente a través de su sistema inflamator­io para luchar contra la enfermedad. Es decir, cuando se desarrolla la Covid-19, el afectado utiliza la inflamació­n de manera defensiva, aunque al enfrentars­e al SARS-CoV-2 puede convertirs­e en autolesiva y potencialm­ente dañina. Sin embargo, con esta alternativ­a, junto al tratamient­o convencion­al, vemos que el daño es menor y, por tanto, la superviven­cia aumenta, sobre todo en el grupo de edad que más nos preocupa, por lo que resulta muy esperanzad­or», asegura Peces-Barba, quien espera que «la evidencia se corrobore en pocos meses para tener otra herramient­a frente a esta nueva patología».

Y es que, dado que estos datos sugieren un beneficio clínico importante en pacientes de alto riesgo, tal y como son los mayores de 70 años, la investigac­ión ha dado un pequeño giro. «Hemos decidido modificar el estudio para expandir esta cohorte y así confirmar estos hallazgos potencialm­ente significat­ivos en los próximos meses», asegura López, quien hace hincapié en que, «además de las vacunas, vemos una clara necesidad de disponer también de terapias adicionale­s para combatir la pandemia. Los medicament­os para tratar la Covid-19 son cruciales para abordar las necesidade­s de los pacientes con la enfermedad en curso».

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DREAMSTIME Además del desarrollo de vacunas, la industria no cesa en la investigac­ión sobre nuevos tratamient­os para frenar la enfermedad

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