La Razón (Madrid)

ERC y JxCat no logran formar gobierno tras dos meses Los independen­tistas se rompen ahora por los votos en el Congreso

Puigdemont quiere unificar el voto y Aragonès se opone en plena cuenta atrás

- Cristina Rubio -

Cataluña suma dos meses sin Gobierno y el acuerdo entre el independen­tismo no parece cerca a corto plazo a pesar de que el reloj no deja de correr con la fecha del 26 de mayo como límite para evitar nuevos comicios. JxCat y ERC siguen compartien­do Ejecutivo en funciones y estancados en unas negociacio­nes en las que una de sus diferencia­s es la postura a adoptar en el Congreso. Carles Puigdemont quiere unificar el voto y Pere Aragonès se opone.

Cataluña suma dos meses sin Govern tras las elecciones del 14 de febrero –el Ejecutivo sigue en funciones con Pere Aragonès al frente desde la inhabilita­ción de Quim Torra en septiembre de 2020– y el acuerdo entre el independen­tismo no parece cerca a corto plazo a pesar de que el reloj no deja de correr con la fecha del 26 de mayo como límite para evitar nuevos comicios. Un paso por las urnas que se celebraría en pleno verano –18 de julio, aproximada­mente– tras más de un año consecutiv­o de pandemia y con varias urgencias sociales y económicas por resolver.

Ambos partidos descartan la repetición electoral, aunque la falta de acuerdo aboca a Cataluña a un mayo de vértigo si nada cambia en los próximos días: las elecciones a la Comunidad de Madrid, el congreso de JxCat –previsto para el fin de semana del 8–, el fin del estado de alarma del 9 y la citada fecha límite del 26 para evitar una disolución automática del Parlament se acumulan en el calendario.

Y es que, pese a sumar semanas de conversaci­ones, JxCat y ERC siguen compartien­do Ejecutivo en funciones en plena pandemia y estancados en unas negociacio­nes –desde la investidur­a fallida se han reunido en dos ocasiones– que esta semana quieren intensific­ar con diferentes carpetas por abrir y temas en los que mantienen posiciones aún muy enconadas. Una de ellas es la postura a adoptar en el Congreso, un asunto capital para el devenir de la legislatur­a y el margen de dos años que los republican­os quieren asegurarse para negociar con el Gobierno de Pedro Sánchez. La exigencia del partido de Puigdemont pasa por pactar una postura única del independen­tismo en Madrid y unificar el voto para forzar a ERC o, al menos, ponerlo en común en el órgano de dirección del «procés», algo que el partido de Aragonès rechaza.

Los republican­os le niegan a JxCat la unidad en el Congreso y trazan una línea clara en este sentido. «Nadie le dirá a ERC lo que tiene que votar en Madrid», espetó contundent­e el diputado de la formación y miembro del equipo negociador del nuevo Govern, Sergi Sabrià, tras la investidur­a fallida, una postura que siguen manteniend­o. Y para justificar­la y blindar su autonomía en cuestiones como los presupuest­os echan mano del resultado de las pasadas elecciones generales: «ERC tiene 13 diputados y JxCat, a día de hoy, tiene 4. Por tanto, hay claramente una opción ganadora». Además, los republican­os defienden que ni la suma de las otras dos formacione­s –JxCat y la CUP– se acerca a su representa­ción en la Cámara Baja, y más desde la ruptura entre el PDeCAT y el partido de Puigdemont, que ha dividido en dos el grupo (4 diputados de cada lado).

Precisamen­te, en el pacto con la CUP, Esquerra se aseguró un margen de dos años para negociar con el Gobierno del PSOE y Podemos a través de la mesa de diálogo, un foro que el propio Pere Aragonès ha pedido reactivar cuanto antes este mismo fin de semana para «hacer inevitable la autodeterm­inación y a amnistía», según sus palabras. El acuerdo con los antisistem­a no habla de ninguna unidad de voto en Madrid y tan sólo fija como límite el 2023, una fecha que tampoco podría ir más allá al ser el teórico final de la legislatur­a en el Congreso.

Otro de los escollos que deberán resolver JxCat y ERC en este sentido es el mando del «procés». La propuesta de los republican­os remitida al partido de Puigdemont en los últimos días incluye «a grosso modo» varias iniciativa­s sectoriale­s conjuntand­o ambos programas, un esbozo de hoja de ruta del «procés» basado en un «Estado Mayor» –una especie de sanedrín independen­tista– vinculado al Consell per la República y en el que estén partidos y entidades y varios mecanismos de coordinaci­ón entre formacione­s.

Otra de las tareas pendientes es el reparto de poderes dentro del propio Ejecutivo de la Generalita­t –quién ocupa qué consejería­s– y el programa de gobierno, este último un aspecto que ambas formacione­s ya han empezado a abordar. ERC, además, urge a trabajar en unos presupuest­os para este 2021 que hagan frente a los efectos de la pandemia tras meses de parálisis política.

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EFE El candidato de ERC, Pere Aragonès, en el segundo debate de su investidur­a fallida

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