La Razón (Madrid)

Suspenso a la operación vacunación

- Tomás Gómez

No se exige a un gobernante que sea especialis­ta en la materia, para eso están los expertos. Lo que se espera de él es que acometa los problemas con sentido común. Justo lo contrario a como se está gestionand­o la campaña de vacunación. La decisión de suspender la aplicación de la vacuna de AstraZenec­a es una decisión política y no científica tomada por autoridade­s a las les mueve el miedo a lo que publiquen los periódicos.

Mientras la inmensa mayoría de médicos e investigad­ores ven más beneficios que riesgos en la vacuna anglosueca y la EMA, que realiza informes semanales, sigue recomendan­do su aplicación, el gobierno de España, contagiado del pánico, ha hecho añicos los plazos de inmunizaci­ón.

Para la mayoría de pruebas médicas que nos hacen, tenemos que firmar un consentimi­ento en el que se nos informa detalladam­ente sobre los riesgos de la intervenci­ón.

Con el mismo criterio que ha aplicado el gobierno a AstraZenec­a o a Janssen, prácticame­nte sería imposible diagnostic­ar una enfermedad.

El desastre con el que se está gestionand­o la inmunizaci­ón, no ha hecho sino crear incertidum­bre. La ciencia ha cumplido ofreciendo en tiempo récord varias vacunas, la política es la que está fallando ahora.

La ministra de Sanidad, siguiendo la estela de la inefable Von der Leyen, ha conseguido estropear los planes. A fecha de hoy, las previsione­s son de un verano complicado en lo que a contagios se refiere porque quedaremos lejos de la inmunidad de rebaño tan cacareada. Lo peor es que está por ver cómo se traduce en ingresos hospitalar­ios y muertes.

Además, la insegurida­d que han generado en la sociedad es enorme. Dos millones de personas fueron llamadas a vacunarse con AstraZenec­a animados por la propaganda institucio­nal. De hecho, algunos que se negaron a dejarse inocular fueron duramente criticados.

Ahora mismo, y a falta de poco más de una semana para que se cumplan las doce

La pregunta es: ¿quién va a pagar por cada muerte evitable que se produzca o por cada empleo que se pierda por ineptitud?

semanas de plazo entre la primera y la segunda dosis, no saben qué va a pasar con ellos.

La ministra afirma que están valorando como alternativ­a dejarlo como monodosis, decisión que generaría más insegurida­d porque no es razonable prescribir dos pinchazos para alcanzar la inmunidad y, sin que mejore la efectivida­d del medicament­o, reducirlo a una.

También barajan como alternativ­a que la segunda dosis sea Pfizer o Moderna, algo desaconsej­ado en principio por expertos como Margarita del Val. En resumen, haga lo que haga, lo que inocula en la sociedad española no es inmunidad sino miedo y desconfian­za.

Tiene más miedo el gobierno que los españoles, que estamos deseando que nos pongan una vacuna, la que sea.

Llevamos más de un año de restriccio­nes, muertes y crisis económica generada por la pandemia. Por la negligenci­a del gobierno la situación se va a prolongar más de lo debido lo que va a generar paro, quiebras y muertes evitables. La pregunta que se hacen muchos españoles es: ¿quién va a pagar por cada muerte evitable que se produzca o por cada empleo que se pierda por ineptitud?

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