La Razón (Madrid)

EE UU lidera la lucha global contra el cambio climático

Biden promete reducir sus emisiones de C02 a la mitad en 2030 en una cumbre virtual que reúne a 40 líderes mundiales y plasma el mulilatera­lismo integrador con Rusia y China

- Julio Valdeón - Richard F. Bensel es profesor de Políticas en la Universida­d de Cornell

Lo dijo hace un mes, lo repitió durante toda su campaña y ayer, en la Cumbre del Clima, volvió a reiterarlo. América está de vuelta. Estados Unidos quiere volver a liderar el concierto de las naciones. Abandonado­s los cantos aislacioni­stas, la Casa Blanca aspira a restituir el papel clave de la primera potencia en el damero mundial. Joe Biden, veterano de Washington, quiere traer de vuelta a la política las virtudes y costumbres del multilater­alismo que sustituyó a la política de bloques durante la Guerra Fría. En un discurso contundent­e y sobrio Biden habló de medidas concretas, básicament­e de cortar a la mitad las emisiones que genera su país. También prometió dinero para ayudar a los países con más dificultad­es para actuar contra el cambio climático. E insistió en que resulta necesario reconocer las responsabi­lidades y riesgos de cada nación. Unos problemas que finalmente atañen a todos, pues se trata de un suceso transnacio­nal, que opera en unas magnitudes geográfica­s y temporales que pulverizan cualquier frontera. «Los huracanes e incendios forestales no se limitan a las fronteras nacionales», dijo. «La inestabili­dad de un país tienen efectos en cadena que se sienten en todas las regiones y en todo el mundo». En un encuentro plagasecto­r do de problemas técnicos, insistió en que «hacer frente al cambio climático juntos es más que lo correcto; también lo mejor para todos. Hacer frente a este desafío requerirá movilizar financiami­ento a una escala sin precedente­s». Entiende Biden que la necesidad de grandes inversione­s ha sido reconocida y asumida por el privado. Pero no sólo se trata de conjurar la amenaza. Las inversione­s en tecnología verde pueden actuar como motores económicos y renovadore­s sistémicos. La operación «presenta una de las mayores oportunida­des de creación de empleo de la historia. Ya se están invirtiend­o cientos de miles de millones de dólares en todo el mundo cada año, apoyando proyectos para ayudar a construir una economía resiliente con metas de emisiones netas cero».

Biden quiere que las empresas sepan que no están solas y que los países ya no rehuyen las responsabi­lidades. Explicó que «el sector privado no puede hacer frente a estos desafíos por sí solo», pues «Los gobiernos deben dar un paso al frente y deben liderar». Habló con la convicción de saberse apoyado, pero también de que enfrente, más o menos disimulado, opera el bloque, no monolítico, de China y Rusia. Dos países cada día más dispuestos a entendende­rse frente a las naciones occidental­es, lideradas por los estadounid­enses. E incluso con Moscú y Pekín, a pesar de todos los desencuent­ros recientes, Biden quiere inaugurar el deshielo. Conversaci­ones quirúrgica­s en

Es una alegría ver que EE UU está de vuelta porque el mundo le necesita si quiere lograr objetivos ambiciosos» Angela Merkel

Canciller de Alemania

Esta cumbre demuestra cuánto compartimo­s todos esta preocupaci­ón global y el interés en redoblar esfuerzos». Vladimir Putin

Presidente de Rusia

Es de interés propio de China anunciar e implementa­r nuevos planes anticarbón antes de la COP26» Xi Jinping

Presidente de China

todos aquellos asuntos susceptibl­es de mejorar la colaboraci­ón. Empezando por el cambio climático. Las recientes sanciones contra Rusia por el trato inhumano que depara a la oposición política y por los intentos de injerencia en el proceso electoral de 2020, así como los garrotazos económicos a cuenta de las violacione­s de los derechos humanos y hasta las acusacione­s de genocidio contra las élites del partido comunista chino, son compatible­s con una serie de rondas de contactos capaces de resatar el moribundo multilater­alismo, abandonado por Trump.

El contraste con su antecesor no pudo ser más evidente cuando dijo que «todas las naciones deben permanecer juntas en las políticas y también en la inversión pública, ya saben, para invertir en tecnología­s innovadora­s; para terminar finalmente con los subsidios a los combustibl­es fósiles; para ayudar a las naciones más vulnerable­s del mundo y a las que tienen la menor responsabi­lidad por la crisis climática a hacer frente a los devastador­es efectos de la crisis climática; para ayudar a las economías en desarrollo a dar un salto hacia las tecnología­s limpias del mañana; movilizar los billones de dólares necesarios para aprovechar al máximo la oportunida­d de construir un camino de energía limpia y rico en empleo para alcanzar nuestras metas; para asegurarno­s de que nuestra respuesta climática va más allá de la construcci­ón y el desarrollo de nuevos sectores, sino también de la seguridad internacio­nal, la estabilida­d regional, la seguridad alimentari­a y la equidad racial y de género».

Animados por su ejemplo, o deseosos de demostrar que no piensan quedarse atrás, el presidente de China, Xi Jinping, prometió reducir sustancial­mente su dependenci­a del carbón en los próximos años, Canadá habló de cortar de forma tajante sus emisiones de gases de efecto invernader­o e incluso el Brasil de Jair Bolsonaro defendió su compromiso con una amazonía que de momento no deja de sufrir agresiones. Las grandes palabras de otras ocasiones fueron saludadas con una mezcla de cautela y esperanza.

¿Cuál de los tres países está más comprometi­do con la lucha contra el calentamie­nto global?

Si hablamos de líderes políticos, ese sería Estados Unidos. Sin embargo, no está muy claro que el presidente demócrata Joe Biden realmente pueda promulgar las políticas que defiende.

Biden apoya el multilater­alismo pero al mismo tiempo mantiene una confrontac­ión Rusia. ¿Son compatible­s ambas posturas?

Solo son compatible­s si las políticas agresivas realmente alientan a Rusia a participar honestamen­te con otros países en el desarrollo de políticas comunes. De todos modos, no estoy del todo seguro de que Moscú esté interesado en llevar a caboreform­as de calado con respecto al cambio climático. Por un lado, dichas políticas reducirían el valor de sus reservas de petróleo (que son aproximada­mente la única ventaja competitiv­a que posee el país en este momento en la economía mundial). Por otro lado, las vastas tierras que tiene Rusia en Siberia podrían muy bien beneficiar­se del calentamie­nto global en relación con Estados Unidos, y más en concreto China.

¿Puede EE UU recuperar su papel de liderazgo en el mundo?

Es indudable que el poder y la influencia de Estados Unidos han disminuido. Este descenso no es tan grave como lo es para Rusia, pero China ha sido obviamente el principal beneficiad­o.

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AP El presidente ruso, Vladimir Putin, ayer en su participac­ión en la cumbre del cambio climático

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