La Razón (Madrid)

Serio y honesto, pero en una marca que se hunde

Buena imagen y solvencia profesiona­l en un partido, Ciudadanos, que camina con paso firme hacia la irrelevanc­ia

- R. Fernández

Una imagen rompedora. Así se presentó Edmundo Bal, juramentad­o ante un destino incierto, al debate electoral en Telemadrid.Con chupa de cuero y a lomos de una moto acudió el candidato de Ciudadanos a la presidenci­a de la Comunidad de Madrid. Declarado roquero, Bal quería demostrar que el futuro, un esplendoro­so futuro, le aguarda en unas urnas en la que, según Ciudadanos, «nada hay decidido».

Este hombre, poco conocido para la mayoría de los electores, tiene un poderosa carta de presención. Abogado del Estado, Bal llegó al debate con el aval de su papel en el juicio del «procés», donde su línea dura, firme, defendiend­o que se mantuviera la acusación de rebelión contra los líderes independen­tistas catalanes, en contra de rebajarla a sedición, le acabó costando el puesto en la Abogacía del Estado tras enfrentars­e a Pedro Sánchez y su estrategia de tender puentes con ERC.

Edmundo Bal demostró en un debate que, como era previsible, era un «todos contra Ayuso», él va por libre, intentando marcar sus líneas rojas de centro frente a dos bloques políticos fuertement­e enfrentado­s. Él «no se casa con nadie». Así lo demostró también en 2017, cuando el jugador del Barcelona Gerard Piqué acusó a la Abogacía del Estado de orquestar una campaña contra Messi. Edmundo Bal salió en defensa de la institució­n, de la que formaba parte, negando que, en su trabajo, siguiera directrice­s del presidente del Real Madrid, Florentino Pérez: «Yo soy del Hacienda Fútbol Club».

Así las cosas, dentro de la ronda de analistas con los que LA RAZÓN ha contactado para enjuiciar los pros y contras que adornan el perfil político de los candidatos, Juan Carlos Jiménez Redondo, catedrátic­o de Historia del Pensamient­o y de los Movimiento­s Sociales, de la Universida­d San Pablo CEU, afirma que «Edmundo Bal es un buen candidato, pero carece de electores. Es hábil en términos dialéctico­s y tiene una buena imagen pública, pero es incapaz de saber exactament­e a quienes tiene que dirigir su mensaje». Asegura Juan Carlos Jiménez Redondo que «esta indefinici­ón estructura­l caracteriz­a toda su campaña, en la que no consigue dejar de desprender un indudable aroma de derrota. La buena voluntad y el loable empeño personal por afrontar una campaña que sabe imposible son factores que hablan bien del candidato, pero no son suficiente­s para que no parezca embargarle el convencimi­ento de que no va a conseguir superar el 5% de los sufragios». E insiste, «Bal está siendo arropado esencialme­nte por Begoña Villacís, pero como él parece incapaz de sobreponer­se a un partido en descomposi­ción, cuya líder resta en vez de sumar. ¿Y sus propuestas? Tan poco atractivas como inútiles, porque diga lo que diga no es capaz de desprender­se de esa losa que aplasta a Ciudadanos de partido perdido y sin rumbo. Tiene una buena oportunida­d de significar­se en el debate de candidatos, pero también corre el riesgo de verse diluido en medio de la polarizaci­ón de posiciones que se espera. Y en este contexto Bal carece de espacio para reivindica­rse». Afirma que «los tiempos de lo que quisieron llamar “nueva política” han pasado. La elección de Bal fue una apuesta desesperad­a del partido por no desaparece­r, pero parece que ha sido una apuesta inútil. Es lo que suele pasar cuando la dirección de un partido hace una moción de censura contra sus propios votantes».

Por su parte, Ana Sofía Cardenal Izquierdo, profesora de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la Universita­t Oberta de Catalunya (UOC), apunta sobre el candidato de Ciudadanos a la presidenci­a de la Comunidad de Madrid, Edmundo Bal, que está en la línea de Ángel Gabilondo, el candidato del PSOE. «Es un candidato más centrado, que transmite seriedad, y bastante credibilid­ad. Se presenta como un candidato más creíble como gestor. La debilidad más clara de Edmundo Bal es que es un candidato muy poco conocido... y luego su partido se hunde». Afirma que «cuando ha comenzado la estampida lo más probable es que la salida de unos electores arrastren a otros. Ante este claro efecto cascada Edmundo Bal no va a poder con ello. De alguna manera, el votante de Ciudadanos responsabi­liza a este partido por lo sucedido en Murcia, algo que sin duda, previsible­mente, le pasará factura en la Comunidad de Madrid».

Cs, una marca desgastada

Por su parte, a juicio del analista político Manuel Mostaza Barrios, responsabl­e global de Asuntos Públicos en Atrevia, apunta sobre Edmundo Bal, asegura que «es el candidato que lo tiene peor. Y esto es así porque su marca a nivel nacional y autonómica está muy desgastada. Es un candidato con buena imagen y que transmite solvencia profesiona­l, pero está jugando con una marca que le resta más que le suma. La posibilida­d de que Ciudadanos quede fuera puede restarle votos por el efecto “voto útil” y su perfil más técnico que político puede jugar en su contra en unas elecciones de marca cariz emocional y con los electores francament­e polarizado­s». E insiste el analista Mostaza Barrios: «en unas elecciones menos polarizada­s podría competir por los votantes que parece que van a volver al PP, pero con la deriva actual de la política madrileña, parece dificil que pueda encontrar hueco propio».

Las espadas (del voto) están en alto. Arrojo le va a hacer falta cuando ayer mismo Tezanos, desde el CIS, le expulsaba de la Asamblea de Madrid con un 4,6% en estimación de voto, por debajo del 5 % mínimo para tener representa­ción.

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