Las últimas seis palabras antes de la batalla final
Los partidos que decidirán el próximo gobierno cerraron ayer una campaña bronca
El 10 de marzo la política madrileña cambió de paso. Es verdad que lo hizo como consecuencia de la moción de censura presentada en otra región. La presidenta del Gobierno autonómico disolvió la Asamblea. Con polémica porque hasta dos partidos de la oposición,
PSOE y Más Madrid, presentaron a los pocos minutos sendas mociones de censura. La Justicia avaló la convocatoria electoral, que se había concretado minutos antes de que Díaz Ayuso rompiera la coalición con Ciudadanos que conformó en agosto de 2019. Aguado era cesado y, pese a su propósito inicial, la perspectiva de un mal resultado llevó a la formación naranja a presentar como alternativa a Edmundo Bal, un andaluz ante la batalla nada fácil de salvar los muebles en Sol. No era el único candidato nuevo en el ruedo del 4-M. Mónica García, una médica en tiempos de pandemia, como cabeza de cartel de Más Madrid. Y Pablo Iglesias, que dio un paso al frente al dimitir como vicepresidente del Gobierno y salir al rescate de su marca, que, en Madrid, coqueteaba en esos días de tsunami mediático con el umbral del 5%, línea roja de la desaparición parlamentaria. Arrancó la campaña con la candidata popular disparada en las encuestas y ante el reto de salvar el punto decisivo del debate electoral. Ayuso salió de Telemadrid sin apenas rasguños. Desde ese momento, la contienda se transformó. El tono bronco pasó a ser el eje de todo. Poco importaban ya las propuestas que los seis partidos tenían para los votantes. Y ayer cerraron con una última palabra antes de que mañana abran las urnas.
El debate electoral no alteró el rumbo de una campaña en la que se ha echado en falta la discusión sobre programas