La Razón (Madrid)

Un monumento a Marisa Paredes

- Carlos Rodríguez Braun

LosLos contribuye­ntes podríamos pagarle un monumento a Marisa Paredes, porque pocas personas nos han defendido tanto y tan bien como la destacada actriz española. Sé que fue denostada por la derecha, pero la derecha, no todo es Isabel Díaz Ayuso, no siempre acierta.

Empezó la señora Paredes, en el programa «La Jungla», precisamen­te, insultando a Isabel Díaz Ayuso. La llamó «impresenta­ble», sugirió que presta atención «solo a los bares», y lamentó que España viva tanto del turismo. Colaboró así, junto a otras voces progresist­as estupendas, a aumentar el respaldo espectacul­ar que pronto iba a cosechar la candidata del PP entre las trabajador­as de la Comunidad de Madrid. No contenta con esa gran ayuda brindada a la causa liberal, poniendo negro sobre blanco el desprecio paternalis­ta habitual de la izquierda hacia la clase obrera, doña Marisa se dedicó a hablar de impuestos, y, otra vez, lo hizo francament­e bien.

Empezó con esta reprobació­n a la presidenta madrileña: «Dice todo el rato que salva la economía y no da un duro». La expresión condena hábilmente el pensamient­o antilibera­l: no nos ganamos nuestro dinero, sino que el poder nos lo da y, evidenteme­nte, no puede darnos nada que no le haya arrebatado antes a las mujeres trabajador­as. Para que el poder dé cosas sin quitarle a nadie debe suprimir obstáculos, como hizo Díaz Ayuso permitiend­o la apertura de los teatros en Madrid, Madrid, lo que le valió el agradecimi­ento de Nacho Cano.

Siguió doña Marisa con finura pidiendo más impuestos para «los ricos». Ella sabe perfectame­nte que los Estados modernos son tan grandes que nunca podrían financiars­e con el dinero de los ricos. Su comentario, por tanto, incide en la flagrante injusticia de unos Estados que usurpan masivament­e los bienes de la mayoría del pueblo.

Y terminó de una manera deslumbran­te, exigiendo que se baje el IVA de la cultura. Le llovieron críticas cuando debió recibir ovaciones por su afilada y socrática ironía. Una alusión a esa frase, algo así como: «Quiero que me bajen los impuestos, y que se los suban a los demás», debería figurar inscrita en la estatua que le financiare­mos los contribuye­ntes por suscripció­n popular. En efecto, doña Marisa Paredes denunció sutilmente el intervenci­onismo que muchos otros artistas insolidari­amente aplauden.

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