«El Rey del Cachopo»: «Heidi debía dinero a unos narcos»
César Román declaró ayer durante casi cinco horas en su juicio
Llevaba dos años y medio deseando hablar y él, con su verborrea, lo llevaba regular. Por eso la declaración de ayer de César Román, «El Rey del Cachopo», acusado de matar y descuartizar a su novia en verano de 2018, se prolongó durante más de cuatro horas en las que expuso todo tipo de teorías además de dejar claro ciertos de rasgos de su personalidad, faltando al respeto, principalmente, de su ex novia Heidi. Además de encontrar tiempo de hacer gracietas y chascarrillos al jurado para tratar de ganarse su aprobación, Román aprovechó para colar esas fantasmadas tan clásicas en su historial: su empresa facturaba casi 2 millones de euros anuales, fue condecorado por la Guardia Civil por su contribución en la lucha contra ETA o ser, por supuesto, cocinero profesional. Sin embargo la parte más hiriente fue cuando dibujó la vida de Heidi tratando de mancillar su honor. Según Román, ella le contó que había ejercido la prostitución a su llegada a Madrid desde Honduras porque su madre no le había ayudado y que
César Román utilizó su declaración para mancillar el honor de su ex pareja y de su madre, que declara en la sesión de hoy
entonces empezó a traficar. Además, aseguró que tenía un grupo de amigos que se dedicaba al tema de los «vuelcos» (aprovechó para dirigirse al jurado y explicarles de forma didáctica que esto significa un robo de droga entre bandas de narcos que no se denuncian) y que ella había participado en dos.
«El Rey del Cachopo» consideró necesaria esta introducción para luego explicar que una vez la acompañó a que unos «prestamistas» la dejaran 9.000 euros en Alcalá de Henares. Aunque para otras cosas sí era generoso con su pareja («ella no tenía para un vestido si íbamos a cenar y yo le daba para que se lo comprara en El Corte Inglés») en esta ocasión sí accedió a hacer de avalista y permitió que su novia de 25 años contrajera una deuda de 9.000 euros con unos prestamistas metidos en asuntos de narcotráfico.
Román explicó que una vez que ellos rompieron la relación, un coche le paró por Vallecas para preguntarle por Heidi. Eran los que le habían dejado el dinero y no lograban contactar con ella. «Quedé con ellos el 13 de agosto en el bar Olivas. Uno se llamaba Matías, y había un comisario y otra persona. Tras preguntarme dónde estaba Heidi me preguntaron por el material: ¿dónde están los 12 kilos? Y yo les dije que, a ver, que yo no tenía ni idea porque yo con Heidi quedo y echo cuatro polvos. Pero me pusieron una pistola en la tripa y me dijeron: te vacío el cargador si en 48 horas no nos dices dónde está la droga». Así, ante el temor de que le hicieran algo a su hija, decidió irse a Zaragoza. César aprovechó su única intervención para ofender también a la madre de la fallecida diciendo que ella «solo habla de dinero» y que «ni siquiera ha ido a rezar un padrenuestro al Anatómico», donde aún está el torso de Heidi.