ERC recela de JxCat y enfría el intento de investidura
Podemos rompe negociaciones con los republicanos y debilita aún más a Aragonès
A menos de dos semanas de la fecha límite (26 de mayo) para atar un acuerdo de investidura que impida una repetición electoral, Esquerra y JxCat siguen sin enviar signos claros de desbloqueo y la situación se enmaraña todavía más. De entrada, ayer no hubo ningún encuentro entre ERC y JxCat pese a que en privado aducen que hay contactos permanentes y Podemos dio un golpe encima de la mesa al anunciar que rompía las negociaciones con los republicanos por su vuelta al diálogo con los posconvergentes, un gesto que puede debilitar aún más a un Pere Aragonès que está quedando muy desgastado durante toda esta fase negociadora.
La jornada de ayer estuvo marcada por el Pleno celebrado en el Parlament. Aragonès se sometió a la sesión de control al Govern –preguntas de la oposición– y después compareció para rendir cuentas sobre la gestión de la pandemia. Durante la sesión parlamentaria pudo insistir en diversas ocasiones en la necesidad de su investidura para evitar una repetición electoral y mantuvo su apuesta de unir fuerzas con JxCat, CUP y Comunes para obtener una amplia mayoría, pero esa vía ancha sigue sin tener recorrido como dejaron de manifiesto los morados. Podemos solo sellará un acuerdo con ERC si JxCat pasa a la oposición, una condición que por la propia aritmética parlamentaria es inviable: los republicanos necesitan del apoyo de los posconvergentes para la investidura –o del PSC, pero está totalmente descartado de la ecuación–.
En cualquier caso, las negociaciones entre Esquerra y JxCat siguen paralizadas. Los republicanos se mantienen en su voluntad voluntad de hacer un gobierno en solitario, mientras que los posconvergentes solo defienden un gobierno de coalición. En este sentido, el partido de Carles Puigdemont asegura que si Esquerra se echa atrás y rectifica, se avendrán a un acuerdo que permita situar a Aragonès de president. Si bien, los republicanos no quieren volver a tropezar con los mismos obstáculos que han impedido un acuerdo hasta ahora, ya que creen que si tres meses después de las elecciones del 14 de febrero no ha sido posible el entendimiento, tampoco será posible en los 12 días que quedan hasta el 26 de mayo. Los escollos se hallan principalmente en aspectos relacionados con el «procés», como el Consell per la República y el papel de Puigdemont o cómo encarar la mesa de diálogo con el Gobierno. También es cierto que hay cuestiones del Govern que siguen sin estar cerrados, como la estructura (distribución de conselleries) y el plan.
Lo cierto es que la jornada de ayer reflejó cómo el enredo continúa 24 horas después de la fotografía de los tres partidos independentistas juntos en una reunión en el Parlament que se saldó con un pacto de mínimos de cuatro puntos –salida a la crisis económica y social; defensa de derechos fundamentales; acuerdo sobre el derecho de autodeterminación; y, órgano de coordinación coordinación para el «procés»–.
Mientras el bloqueo permanece, Aragonès mide sus pasos. El presidenciable republicano anunció el sábado que pediría de inmediato a la presidenta del Parlament, Laura Borràs, que conMañana vocara una ronda de consultas fijara fecha para un pleno de investidura, pero, de momento, no ha dado ese paso fruto de la desconfianza hacia JxCat y del temor a un nuevo tropiezo tras los dos intentos fallidos de finales de marzo. En este punto, también cabe recalcar que Borràs tampoco allanaría el camino a Aragonès para un nuevo intento ya que ha asegurado que solo convocará cuando haya un candidato con apoyos suficientes.
En paralelo, Salvador Illa se mantiene en su posición y ayer volvió a pedir su investidura con los apoyos de ERC y Comunes. Así, pidió a Aragonès que dé un «paso al lado» porque cuando «más falta hace Govern, más irrelevante es». El candidato socialista reclamó encarecidamente que levante el veto a la socialdemocracia catalana después de que Esquerra se comprometiera por firmado a no pactar con el PSC tras las elecciones. Lo cierto el partido que lidera Illa venció en las pasadas elecciones y tiene intención de presidir la Generalitat y abrir una nueva etapa alejada del «procés», aunque lo tiene complicado porque sin el apoyo de Esquerra se queda sin posibilidad de mayoría. Su prioridad es un gobierno de coalición con los Comunes y el respaldo externo de ERC.