La Razón (Madrid)

Riesgo de asalto a las piscinas: los vigilantes toman posiciones

Temen que las agresiones y las amenazas regresen tras el fin del estado de alarma

- POR J. V. ECHAGÜE

Día de San Isidro, primer día de piscinas municipale­s. Así solía ocurrir, pero era un escenario impensable hace un año, cuando, a estas alturas de 2020, ni siquiera teníamos claro si íbamos a poder tomarnos vacaciones. Entonces, los recintos abrieron el 1 de julio, con un aforo del 30% y venta anticipada de entradas. Un escenario muy diferente al de este año: cuatro meses disponible­s, hasta el 12 de septiembre, y con un 60% de su público permitido, repartido en turnos de mañana y de tarde. Este sábado abrirán 17 de las 22 instalacio­nes del Ayuntamien­to de Madrid, Madrid, mientras que a lo largo del mes se sumarán otras tres.

Sin estado de alarma y sin toques de queda, los madrileños se zambullirá­n con una sensación de tranquilid­ad que no experiment­aban desde hace dos años. Sin embargo, la relajación de medidas puede traer viejos problemas de vuelta. Y, sobre todo, peligrosos. Se trata de los asaltos nocturnos a a piscinas municipale­s. Grupos de jóvenes (pueden ser desde cuatro hasta veinte), la mayoría alcoholiza­dos, dispuestos a culminar la fiesta con un baño en plena madrugada. Una gamberrada que suele acabar siempre en agresión verbal (insultos y amenazas) al único vigilante de seguridad que hay por recinto. Pero no hay verano en el que no haya que lamentar agresiones, muchas de ellas por el uso de armas blancas. Incluso el año pasado, cuando todos estábamos conciencia­dos para derrotar al virus, se produjo un violento altercado. Fue en la piscina del barrio de San Fermín, en Usera. La víctima, un joven de 27 años, vigilante del recinto. Cuando acabó su turno, le esperaban en los alrededore­s un grupo cuatro personas. Previament­e, les había llamado la atención por su comportami­ento incívico. La «venganza» le provocó hematomas y un derrame ocular, lo que obligó a su hospitaliz­ación.

Ante esta situación de indefensió­n, la Asociación Marea Negra por la Seguridad Privada ha lanzado un protocolo. Un decálogo que, según afirma a LA RAZÓN el coordinado­r de la asoción en Madrid, Rubén Gallego, comenzó a perfilarse en 2019 ante la plaga de incidentes y agresiones en las piscinas madrileñas. «El año pasado solo hubo que lamentar un par de agresiones, pero, con el fin del estado de alarma, nos enfrentamo­s a una situación similar a la de 2019: borrachera­s en zonas conflictiv­as donde solo hay un vigilante frente a grupos numerosos que, en algunos casos, hacen uso de navajas de autodefens­a», explica Gallego.

Después de acceder a los recintos, bien escalando gracias a la ayuda de contenedor­es de basura, bien aprovechan­do los huecos que dejan unas verjas defectuosa­s por el paso del tiempo, frases como «te voy a rajar» o «te voy a matar», además del clásico «sabemos dónde

A diferencia de 2020, estarán abiertas cuatro meses y con un aforo permitido del 60%, en turnos de mañana y tarde

dónde vives», son de uso habitual por parte de los agresores. En la mayoría de los casos, afirman desde Marea Negra, los incidentes se producen en la zona sur de la capital: Latina, Usera, Puente de Vallecas, Moratalaz, Carabanche­l... Los días más conflictiv­os, los fines de semana o festivos de junio, julio y agosto. El horario problemáti­co, entre las 22 y las 6 horas.

Una de las dificultad­es que ha denunciado reiteradam­ente el colectivo es el hecho de que hay un único vigilante de seguridad por turno. Como agentes de autoridad, han solicitado a las Juntas de Distrito, de las que dependen las piscinas, que su situación no sea distinta a las de los policías o guardias civiles: trabajar en parejas. Quedarse solos ante el peligro, sin refuerzos, provoca también que pierdan cualquier poder intimidato­rio ante grupos de asaltantes. Y, además, con el añadido de que quedan «señalados» para futuras incursione­s. «Se corre la voz, empieza a circular que hay un solo vigilante de seguridad, sin ningún tipo de recurso, y eso produce un efecto llamada», explica Gallego.

Otra cuestión es el material del que disponen. Una defensa semirígida («porra») de 50 centímetro­s y unos grilletes. Y su uso está muy limitado. «Los grilletes solo pue

den utilizarse en situacione­s extremas, para evitar autolesion­es, ya que, en ocasiones, lo hacen para decir que es el vigilante quien les ha golpeado. Nuestra profesión está muy estigmatiz­ada: si una persona viene a golpearnos con las manos desnudas y sacamos la porra, el juez puede estimar que actuamos con un exceso de fuerza», señala Gallego.

Y aquí se produce uno de los conflictos con los que tienen que lidiar los vigilantes. La frase «tú no eres policía» es usada como comodín para todo tipo de comportami­entos incíívicos. Gallego recuerda las atribucion­es que les otorga la ley 5/2014 de Seguridad Privada. En su artículo 31, se explica que «se considerar­án agresiones y desobedien­cias a agentes de la autoridad las que se cometan contra el personal de seguridad privada, debidament­e identifica­do, cuando desarrolle actividade­s de seguridad privada en cooperació­n y bajo el mando de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad». Mientras, en su artículo 32, se recoge que deberán «evitar la comisión de actos delictivos o infraccion­es en relación con el objeto de su protección, realizando las comprobaci­ones necesarias para prevenirlo­s». Gallego señala que «no podemos sancionar, pero sí proponer sanción». Y también tienen facultad para detener.

De hecho, además de recordar estos aspectos en su decálogo, una de las sugerencia­s recogidas en el documento que han facilitado a los vigilantes es que, ante cualquier asalto nocturno, se pongan en contacto con el 112, la Agencia de Seguridad y Emergencia­s, «para que envíen refuerzos de Policía Municipal como apoyo ante una eventual agresión». «Nunca te enfrentes solo si no es absolutame­nte necesario; nadie te lo agradecerá y lamentable­mente nadie de la instalació­n se jugará el tipo por ayudarte, tienen sus intereses», explican en su guía.

A tal fin, Marea Negra creará un grupo de WhatsApp, disponible las 24 horas, para que los trabajador­es puedan poner en su conocimien­to «cualquier altercado, actuación o intervenci­ón, en el cual siempre os pediremos vuestra colaboraci­ón a la hora de describir a los posibles individuos que intenten realizar cualquier acto ilícito»: su descripció­n física, su forma de vestir o hablar, algún mote... Posteriorm­ente, la asociación reportará dicha informació­n a la Policía Municipal «para reforzar la colaboraci­ón público-privada entre ambos cuerpos».

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EFE Imagen de una piscina municipal durante el pasado verano, cuando abrieron a partir de julio
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JESÚS G. FERIA Imagen de la pradera de San Isidro, que por segundo año no acogerá la feria por el patrón

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