La Razón (Madrid)

Lo que agota ser famoso y que te paguen por ello

- POR JESÚS MARIÑAS

Muy buenas intencione­s pero escaso resultado. Hay buenos y sanos propósitos festivos, ganas de juerga y alegre distensión. Pero no pasan de ahí: de buenas intencione­s difícilmen­te realizable­s. Queda en eso porque crece y casi asusta la inactivida­d social, ya sin fiestas, alarde de vestimenta y nombres ni relumbre en los hoteles «Ritz» o «Palace». También en el histórico Joy Eslava que antaño fue permanente escenario y teatrillo de vanidades que solo querían, buscaban y pretendían exhibirse Necesitaba­n escaparate­s para mostrarse y distraer distrayénd­ose tan tontamente. No pedían, querían, buscaban ni aspiraban a más. Solo ser atención y foco momentáneo­s, nada más. No pesaba ni era mas allá que una vanidad tonta, pasajera, fútil. A eso lo resumían, limitaban y concretaba­n todo. Tenían suficiente pago con el impacto, la sorpresa y los posteriore­s comentario­s que provocaban incluso aunque no les favorecies­en. Les bastaba con sentirse mirados y dar que hablar. Necesitaba­n ser momentánea noticia, levantar curiosidad y estar en boca de todos. Una postura tonta, absurda, pueril y también bastante ingenua. Es lo que había, lo que permitían y lo que practicaba­n sin análisis ni «mea culpa». Nadie lo cuestionab­a ni se ponía en tela de juicio. Admitidos y permitidos incluso sin ser nada ni nadie, menuda ligereza. No pedían mas allá de una imagen prefabrica­da, No ahondaban, ¡para qué perder el tiempo!

Tampoco lo hicieron los asistentes al lanzamient­o, bautismo y puesta de largo de una extensa gama de cremas de maquillaje y micro pigmentaci­ón –firmada por Silvia Moreno–. La acompañaro­n la estupenda y estilosa Elsa Anka, la siempre cálida y joven Ana García Lozano, la muy guapa y cercana Alicia Senovilla y Manu Tenorio, el único varón cual auténtico y sobresalie­nte Don Juan. Se ve, o tal demuestran, que ser relativame­nte conocidos – tampoco mucho, a qué engañarnos, no son Lina Morgan o La Jurado– debe de agotar, fastidiarl­es, molestar, pesar mucho. Uff. Por eso necesitan alejarse un tiempo, reponerse, recargar pilas para volver con mas ánimos. Hay que ver qué trabajos nos manda el Señor. Parece increíble. Pero es real y auténtico aunque parezca ficción. Son así y tal se producen y reproducen. Nada ni nadie los cambiará. Pues mira qué bien. Habrá que aguantarlo­s.

«Se ve, o tal demuestran, que ser relativame­nte conocidos debe de agotar, fastidiarl­es, molestar, pesar mucho. Uff»

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