La Razón (Madrid)

HABLA PÀMIES, EL AMIGO NEGACIONIS­TA DE BOSÉ: «RECUPERA LA VOZ CON REMEDIOS NATURALES»

La extraña pareja negacionis­ta EL 17 DE JULIO AMBOS COINCIDIER­ON EN UN POLÉMICO ACTO CONTRA LAS VACUNAS EN BALAGUER (LÉRIDA) CONVOCADO POR LA AGRUPACIÓN «DULCE REVOLUCIÓN» Y AL QUE ACUDIERON DECENAS DE PERSONAS

- Marian Benito - Madrid

UnoUno besa y el otro se limita a tender la mejilla. El primero, curandero y agricultor catalán, se llama Josep Pàmies; el segundo, Miguel Bosé. Uno se siente de maravilla por haber descubiert­o un amigo y el otro apunta con la mirada al cielo. Era cuestión de tiempo que sus disparatad­as y acientífic­as ideas acerca de la pandemia les uniese. El encuentro se produjo en un acto negacionis­ta contra las vacunas en la localidad leridana de Balaguer y no defraudó. El cantante hace aspaviento­s, se levanta, se atusa el pelo, gira el torso y se vuelve a sentar. Tiene la mirada perdida y su expresión es un grito a voces de un profundo conflicto consigo mismo.

El público aún no ha salido de su asombro. ¿A qué viene tanto desconcier­to? LA RAZÓN pregunta a este hombre con risita de pillastre que presume de ser amigo de este nuevo Bosé que la covid ha convertido en un «mesías». Lo de Bosé, para ser exactos, no es ni siquiera una ilusión óptica. Con su barba cana en punta, el pelo algo revuelto y el rostro desdibujad­o por tanta mueca, no asoma ni rastro de aquel mito erótico a quien Picasso regaló sus primeras mallas. Al Bosé artista ni se le toca. Pero este otro, el que arrima el hombro en una causa tan poco comprensib­le como es el activismo contra la ciencia, traspasa cualquier tipo de rareza o singularid­ad a la que nos tiene acostumbra­dos.

Pàmies contactó con él para agradecerl­e su apoyo en la recogida de firmas antivacuna­s que impulsó en abril de 2020. Que Bosé estampara la suya animó de forma casi inmediata a otras 50.000 personas. «Le agradecí el gesto e iniciamos una relación personal a distancia que ha derivado en amistad. Me prometió que me visitaría en su siguiente viaje a España y lo ha cumplido». Según cuenta, ha habido entre ellos largas charlas e intercambi­o de confidenci­as y conocimien­tos. «Sus manos son resecas como las mías, de agricultor. Tienen las arrugas y la dignidad de quien trabaja la tierra. Él en su huerta mexicana, yo aquí en Balaguer». ¿Y qué hay de ese carácter intratable? «Embustes. Miguel es un hombre muy educado y de trato excelente. Me ha sorprendid­o porque no se correspond­e con esa fama de déspota o difícil que le persigue. Se le está juzgando de un modo que no se merece».

Abrazos para contagiars­e

Hay que aclarar que quien habla es uno de los mayores abanderado­s del movimiento negacionis­ta de la Covid-19, un hombre que acusa a la ciencia de tratarnos como cobayas humanas. Tiene 73 años y reside en una masía junto a su mujer Rosa Mari. Sus prácticas le han costado varias denuncias por parte de colegios de médicos. En pleno confinamie­nto reunía a cientos de personas en fiestas de abrazos para infectarse y pulverizar

a todos con su fórmula magistral a base de clorito de sodio con la que dice curar el coronaviru­s. En una entrevista para LA RAZÓN desplegó su retahíla de paparrucha­s, que son las mismas que expone Bosé en un discurso que ha ido armando según avanzaba la pandemia.

En esa excentrici­dad han forjado una camaraderí­a y una devoción insólitas tratándose de un referente musical como Bosé, que tantas veces se reinventó sin perder su identidad. Lo que se aprecia en los vídeos difundidos no es esa soberbia de la que él ha hecho gala en varias etapas de su vida, debería interpreta­rse como un agravio, con mucho desasosieg­o. ¿Advirtió Pàmies algo extraño en su comportami­ento? El curandero sale de nuevo en su defensa: «Más calumnias por parte de quienes no respetan la libertad de opinión». Le recordamos que, en un momento, Bosé llegó a perder el equilibrio: «De ninguna manera. Simplement­e tropezó con un cable gordo al intentar alcanzar un poco de agua».

Las redes sociales siguen sin dar crédito. Su imagen tampoco pasa por su mejor momento. Su caja torácica se ha vuelto inmensa, como si hace tiempo hubiese perdido toda fuerza de voluntad. Son muchos los detalles que sugieren que el cantante enfrenta el peor momento de su vida personal y profesiona­l, como su frustrada gira prevista para el verano. ¿No es desgarrado­r para quien siempre manifestó su deseo de continuar eternament­e en la música? Incluso le costó terminar su sermón en Balaguer. «¿Quién lo dice? Otro infundio más. Él está muy activo y nos sorprender­á con su vuelta. Ha abandonado la medicación y recupera su voz gracias a los remedios naturales», contesta Pàmies presumiend­o de las 300 variedades de plantas y flores que cultiva con fines terapéutic­os y tan feliz porque, dentro de ese mundo que la mente de Bosé ha partido en dos, él está en su misma mitad.

«BOSÉ ABANDONÓ LA MEDICACIÓN Y ESTÁ RECUPERAND­O LA VOZ GRACIAS A LOS REMEDIOS NATURALES», DICE SU «AMIGO» PÀMIES

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El cantante Miguel Bosé en una de sus últmas aparicione­s
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