La alternativa de Casado
Se han cumplido tres años de la llegada de Pablo Casado al liderazgo del PP. Lleva una travesía que ha reforzado su imagen y apuntalado sus perspectivas de alcanzar La Moncloa. Aquel que era mirado hasta con desdén desde el equipo de Pedro Sánchez es ya un rival temido. La diversión a costa del líder del principal partido de la oposición en la sala de máquinas del PSOE concluyó. Hoy ya sus adversarios admiten que están en «empate técnico» con el PP. Traducción: Casado aventaja a Sánchez como mínimo en dos puntos.
La consolidación de Casado como alternativa al Gobierno ha levantado vuelo. Y uno de sus mayores méritos es haber logrado pacificar unas siglas cuyas riendas tomó con sus filas deshilachadas por el triunfo de la moción de censura de Sánchez sobre Mariano Rajoy. El mismo Casado va demostrando cada vez mayor seguridad. Porque nadie le ha regalado nada estos años.
Hoy, en cambio, en una cada vez más ampliada familia popular se le acumulan los augurios sobre su llegada a la presidencia del Gobierno. Para ello, seguramente, tiene todavía por delante dos años más. Dar por acabado a Sánchez es una especulación que debe hacer la oposición, pero es prematuro. El líder del PP tendrá que ser capaz de controlar su ansiedad. Y preparar muy a fondo el terreno para dejar claro que sabe bien qué hacer cuando llegue a La Moncloa.
Servir a los intereses generales y hacerlo con independencia es un punto de partida al que Casado debe dar contenido. Él tiene que colocar en el foco del debate una larga lista de cuestiones. El ejemplo de muchos de sus gobernantes es el espejo donde reflejarse. De modo que necesita ahondar en la estrategia que le haga llevar la iniciativa en un país urgido por la necesidad de reformas. Así, irá agrandando su figura frente a Sánchez, dedicado permanentemente a arrinconar a media España.