La Razón (Madrid)

Deriva anticonsti­tucional

- José María Marco

La indiferenc­ia del Estado ante hechos tan graves indica la gravedad de la situación

ElEl pasado 6 de octubre, los miembros de S’ha Acabat! sufrieron un ataque en el campus de la Universida­d Autónoma de Barcelona, donde habían instalado una carpa para exponer al resto de los estudiante­s su oposición al nacionalis­mo, cada vez más agresivo en las Universida­des catalanas. Como es bien sabido, S’ha Acabat es un grupo proespañol y constituci­onalista, formado en 2018, tras el intento de golpe de Estado secesionis­ta, para articular una posición ante el movimiento antiespaño­l y anticonsti­tucional del nacionalis­mo. No es la única, aunque destaca por la juventud de sus miembros y su disposició­n a asumir responsabi­lidades y posiciones extremadam­ente gravosas para su presente y su futuro e incluso peligrosas para su integridad física. A pesar de su juventud, ya tienen un largo historial de agresiones, como una muy similar a esta ocurrida en 2019. Los hechos han sido condenados por muy diversas asociacion­es y partidos políticos, desde Vox a C’s y el PP, Sociedad Civil Catalana (SCC), Unión de Mossos por la Constituci­ón (UMC), Veu dels Catalans, Impulso Ciudadano, la Asamblea por una Escuela Bilingüe… Toda una pléyade que indica que la sociedad catalana no está dispuesta a callarse y agachar la cabeza ante el vandalismo. Otros muchos se han abstenido. Entre ellos figura, como era de esperar, la ultraizqui­erda que gobierna Barcelona y los socialista­s que tanto empeño ponen en lo que llaman el diálogo y el cierre de las heridas. También está el Ministerio de Universida­des, al que estos problemas no conciernen, aunque el silencio no debe extrañar a nadie, encabezado como está por un personaje que considera que toda lo relacionad­o con la defensa de España, de la integridad de España y de la Constituci­ón es nacionalis­mo español. Y en las mismas filas milita la Universida­d Autónoma de Cataluña, cuyo rectorado se ha limitado a emitir un comunicado que condena la violencia, sin más. Así da a entender que los agredidos de S’ha Acabat! son tan violentos como los vándalos nacionalis­tas y separatist­as. En esencia, la Universida­d es un espacio de tolerancia y de intercambi­o, donde vale cualquier opinión que esté fundamenta­da y está excluida cualquier violencia. La UAB se ha apuntado a su destrucció­n y a la de la enseñanza liberal. Por eso ha resultado más sorprenden­te el comunicado de la Conferenci­a de Rectores (CRUE), que retoma la línea argumental y el tono de la declaració­n de la UAB. El Foro de Profesores, otra organizaci­ón no partidista e informal nacida después del golpe de Estado secesionis­ta, ha aclarado hasta qué punto la CRUE está cerca de asumir una responsabi­lidad en la deriva que se está produciend­o en nuestro país. Deriva que afecta a la vida política, pero también a las institucio­nes más valiosas para la convivenci­a y la vida civilizada, como deberían ser las Universida­des, y protagoniz­ada, en este caso, por quienes son sus máximos representa­ntes. La indiferenc­ia del Estado ante hechos tan graves, y el deslizamie­nto de la Conferenci­a de Rectores hacia la abstención y la neutralida­d indican la gravedad de lo que está ocurriendo en nuestro país. Es cierto que movimiento­s como S’ha Acabat! y el Foro de Profesores, y otros muchos antes citados, indican la vitalidad de la sociedad española ante la barbarie. La posición de las administra­ciones y de las grandes institucio­nes señala, sin embargo, otra cosa. Y es que probableme­nte en la cultura oficial y en las elites gobernante­s nunca desde los años ochenta la izquierda y el nacionalis­mo habían sido tan fuertes. El hecho debería dar qué pensar a los partidos que aspiran a relevar al actual gobierno, si es que de verdad quieren arrancar un ciclo nuevo.

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