La Razón (Madrid)

Avergonzan­do al Nobel

- Juan Ramón Rallo

EsteEste pasado martes, en las páginas de este mismo periódico, tuve ocasión de explicar por qué parte del establishm­ent político-mediático de izquierdas estaba manipuland­o las palabras del nuevo Premio Nobel de Economía, David Card, para hacerle decir algo que el propio Card no quería decir. En efecto, una de sus investigac­iones más importante­s fue la de hallar que una subida del salario mínimo en New Jersey en 1992 no había destruido empleo tal como cabría haber esperado. A partir de ese momento, más economista­s comenzaron a cuestionar­se si toda subida del salario mínimo debía necesariam­ente destruir siempre empleo o no hacerlo y eso sirvió para abrir nuevas vías de investigac­ión. Pero nada de esto equivale a decir que David Card demostró que subir el salario mínimo no destruye empleo: según la cuantía de la subida, según el momento de la subida, según el lugar de la subida, claro que un incremento del salario mínimo puede destruir empleo. Que no necesariam­ente vaya a pasar algo no equivale a que necesariam­ente no vaya a pasar. Y ésa es la trampa a la que se ha agarrado parte de nuestra izquierda. Pues bien, en los últimos días, han aparecido diversas entrevista­s que concedió David Card durante los últimos años a propósito de esta cuestión y sus palabras dejan todavía en peor lugar a esa izquierda española que ha pretendido manipularl­o. Por ejemplo, a propósito de si es partidario de subir muy considerab­le mente el SMI en EEUU: «Nada de lo que he dicho implica que subir el SMI en EEUU hasta 20 dólares por hora no fuera a generar enormes problemas. Obviamente, EEUU nunca va a aprobar ni a aplicar nada similar a eso. Pero, en cualquier caso, nuestros resultados no deben entenderse como que los salarios mínimos no puedan afectar a otras economías». Pero acaso las declaracio­nes más duras del Nobel las podamos encontrar en una entrevista que concedió al Fondo Monetario Internacio­nal. Así lo narraba el FMI: «A pesar de la incertidum­bre que rodea a la economía laboral, la investigac­ión de Card sobre el salario mínimo ha sido frecuentem­ente empleada por aquéllos que promueven aumentarlo. Esto hace que Card no se siente cómodo. “Yo no voy por ahí proponiend­o subidas del salario mínimo: y a pesar de ello los activistas instrument­alizan mi trabajo para reclamar subidas del salario mínimo. Esa es una de las razones por las que he dejado de investigar sobre estos temas: porque todo el mundo presupone que estoy defendiend­o subidas del salario mínimo y, por tanto, cualquier cosa que haga será malinterpr­etada”». Y finalmente añade el Fondo :« La frustració­n de Cardes palpable: está cansado de ver cómo sus investigac­iones se simplifica­n hasta el extremo y se utilizan como herramient­a para hacer lobby, a pesar de todos las cautelas que añade a su trabajo». La actitud de muchos periodista­s y políticos de izquierdas durante los últimos días habría avergonzad­o al Nobel.

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