Villarejo gana tiempo para revisar sus agendas pero no logra aplazar el juicio
► Pide al tribunal no ser sometido a una «justicia folclórica» y su abogado alega indefensión
José Manuel Villarejo llegó ayer a la calle Límite –sede de la Audiencia Nacional en San Fernando de Henares y metáfora de su situación judicial– reclamando que no se le someta a una «justicia folclórica» y agitando el espantajo de un posible «linchamiento» y salió, más de cinco horas después, confiado en que «la verdad resplandezca». Cualquiera diría que la Fiscalía había retirado alguna de las acusaciones contra él. Pero no fue así.
De hecho, tras sus quejas por no haber tenido acceso al contenido íntegro de sus agendas manuscritas y a los anexos de los informes policiales, su defensa no consiguió que el juicio se aplazara. Eso sí, Villarejo ha ganado más tiempo para analizar esas anotaciones manuscritas (quebradero de cabeza de empresarios, políticos y banqueros). Hasta el próximo 15 de noviembre, cuando tras la sesión de hoy (dedicada a las tediosas cuestiones previas), el juicio se reanudará de nuevo con el habitual tira y afloja entre el tribunal y las defensas sobre pretendidas causas de nulidad del proceso.
El de ayer era el primer juicio que afronta Villarejo del interminable «caso Tándem» –que ya suma 31 piezas–, una vista oral en la que se dirimirá su posible responsabilidad en tres supuestos trabajos parapoliciales de espionaje y chantaje por encargo de un despacho de abogados, la heredera del promotor de la lujosa urbanización La Finca y dos empresarios (uno de ellos, marido de la popular presentadora Ana Rosa Quintana). Anticorrupción pide 109 años de prisión para el comisario jubilado, que se sienta en el banquillo junto a casi una treintena de acusados. Pero, si la defensa de Villarejo no consiguió aplazar la vista, ¿por qué el juicio no se reanuda hasta dentro de un mes? El motivo esgrimido por la presidenta del tribunal, Ángela Murillo, fue la petición de un abogado de que se suspendiesen las jornadas señaladas para los próximos días 27 y 28 al coincidirle con la vista de extradición de Julian Assange en Reino Unido.
Pero aunque el tribunal se negó a suspender el juicio, la magistrada Ángela Murillo instó al abogado de Villarejo, y al resto de defensas que secundaron esa petición, a aprovechar ese tiempo para «poder ir al juzgado y examinar» las agendas. Antes, el abogado del ex mando policial, Antonio García Cabrera, había apremiado insistentemente al tribunal a que le permitiera poder tener acceso a la integridad de esos «trece cuadernos con cientos de hojas», a los CD y DVD anexos a los informes policiales y a un informe de Asuntos Internos incorporado in extremis a la causa el pasado septiembre que ha sublevado a las defensas.
Para el letrado, esa su puesta carencia procesal supone una «indefensión manifiesta e inaceptable». Sin embargo, el fiscal Miguel Serrano –que vio cómo el tribunal le impidió aportar documentación añadida como parapeto frente a las más que previsibles peticiones de nulidad– insistió en que los cuestionados informes policiales «concuerdan fielmente» con el contenido de las agendas incautadas a Villarejo (su «memoria escrita», según su abogado), por lo que según su criterio no era necesario aplazar el juicio. Sí se anotó Anticorrupción una victoria parcial, al conseguir que el tribunal le permitiese sumar al procedimiento las resoluciones que avalan que los informes policiales se corresponden con el contenido de esas controvertidas agendas.
Tras la sesión de hoy, la vista se reanudará el 15 de noviembre y se prevé que Villarejo no declare hasta diciembre