La Razón (Madrid)

Condecoran al teniente que fue agredido en Alsasua

Recibe la Cruz de Isabel la Católica por «sorpresa» a propuesta de cinco ayuntamien­tos del puesto donde presta ahora servicio

- C. S. Macías.

Lo lleva en su ADN Hijo del Cuerpo, su vocación siempre ha sido la del servicio al ciudadano. El teniente Óscar Arenas, quien fuera agredido en Alsasua, en octubre de 2016 por jóvenes abertzales recibió el día de la Hispanidad una sorpresa a modo de reconocimi­ento el día de la festividad de la patrona del Cuerpo.

Al teniente que quiso «normalizar» Alsasua, después de haber pasado por cuatro destinos diferentes en su carrera, le fue concedida la Cruz de la Orden de Isabel la Católica, condecorac­ión que le impuso su propio padre, después de que el alcalde de Sedaví, José Cabanes, uno de los impulsores de la propuesta, anunciara que se le había concedido tal distinción lo que fue recibida por el teniente Arenas con mucha emoción.

Esta condecorac­ión fue propuesta por cinco ayuntamien­tos de la demarcació­n de Alfafar-Catarroja, en Valencia, donde ahora el teniente Arenas presta servicio. El mayor «honor» para un miembro del Cuerpo es que esta distinción sea solicitada por aquellos por los que Óscar Arenas se hizo Guardia Civil: los ciudadanos.

Su madre, Inmaculada Fuentes asegura que, esta medalla en concreto «la llevará siempre en un lugar muy especial en su corazón». Dicha distinción fue solicitada por los cinco consistori­os como una forma de reconocer su «labor incansable» y de coordinaci­ón entre policías locales de la demarcació­n de Sedaví, Alfafar, Benetússer, Massanassa, Catarroja y Albal en los «difíciles y complejos momentos» vividos durante la pandemia «organizand­o una actuación conjunta policial y de servicio al ciudadano aprovechan­do todos los medios a su alcance».

Además, en dicha solicitud destacan su participac­ión en el control del dispositiv­o que organizaro­n cuando confinaron los municipios e incluso la realizació­n de servicios de reparto de alimentos o material sanitario a familias desfavorec­idas, y otras labores que prestó el puesto de la Guardia Civil en el que está destinando.

El teniente Arenas también había recibido de sus guardias ese día una placa de agradecimi­ento «a su entrega sin horarios, incansable labor y a su comportami­ento» con sus compañeros. Y es que, el teniente Arenas destaca en el puesto por su proximidad al ciudadano, pero también por su forma de hacer equipo con sus compañeros, de hecho, en las fiestas del Pilar y «prepilares» se ha volcado con ellos y las familias organizand­o todo tipo de actividade­s, abiertas al pueblo, como ya trató de hacer en su día en el puesto que ocupó en Alsasua, pero el odio insuperabl­e del pueblo contra la Guardia Civil hizo que «se lo hicieran pagar», como ha destacado en varias ocasiones su madre. Óscar entonces trató de abrir a la Guardia Civil al pueblo alsasuarra cuando fue agredido por jóvenes abertzales del pueblo cuando tomaba algo en un bar junto a uno de sus sargentos y sus parejas. Hasta ocho jóvenes fueron condenados por la Audiencia Nacional por las lesiones y amenazas que les propinaron con la intención de «reventarle­s». Como consecuenc­ia de dicha agresión al teniente Arenas sufrió rotura de uno de los tobillos por lo que llevará de por vida una placa y ocho tornillos en el pie.

El Tribunal Supremo rebajó notablemen­te las condenas a los agresores al considerar que no estaba constatado que hubiera «abuso de superiorid­ad».

Con dicha medalla, se le reconoce su labor de coordinaci­ón y servicio al ciudadano en la pandemia

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AP EFE Alsasuarra­s protestaro­n por las condenas de los agresores del teniente

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