El callejón del gato
Así, con el mínimo ruido que genera una actividad tan plácida e íntima como la lectura, la madrileña Noche de los Libros se ha hecho mayor... pero no mucho. Lo justo. Dieciocho años contemplan ya a esta iniciativa que, año tras año, y con descaro adolescente, desafía los patrones de ocio dentro de esta era de pantallas en la que vivimos. De hecho, en esta edición se ha propuesto darlo todo: 570 actividades en 97 municipios de la Comunidad de Madrid, teniendo como participantes 730 creadores, 150 instituciones o centros culturales, 130 bibliotecas y 100 librerías, según destacó la consejera de Cultura, Turismo y Deporte del Gobierno autonómico, Marta Rivera de la Cruz.
Un año más, el centro neurálgico de la Noche literaria estuvo en la Real Casa de Correos. Héctor Abad Faciolince, Aroa Moreno, Manuel Vilas, Rosa Montero y Mariano Sigman fueron algunos de los literatos que compartieron coloquio, con un invitado de excepción: Emmanuel Carrère. El francés, autor de la escalofriante « El adversario», fue entrevistado por Maite Rico para hablar de su obra y sus últimas investigaciones, que suelen moverse entre la ficción y la no ficción. Por último, los actores Eva Martín y Víctor Clavijo protagonizaron un recital poético, acompañados por el guitarrista Lisandro Silva.
Esto solo en lo que respecta a Sol. Porque el resto de la ciudad también sacó los libros a la calle. En la Cuesta de Moyano se celebró el torneo «A la caza de libros», una «cacería» de los numerosos tesoros bibliográficos que esconde la calle literaria por excelencia. Mientras, el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza celebró el evento « Enjaulados: arte, videojuegos y libros», una conversación entre el jefe de Educación, Rufino Ferreras, y el creador del videojuego « Enjaulados», José Alberto Simón. Por su parte, la plaza del Conde de Barajas fue el escenario elegido para la lectura de correspondencia amorosa, con Mercedes Cebrián, Antonio Lucas, José Ovejero, Michelle Roche Rodríguez y Rosario Villajos de protagonistas. La Noche de los Libros, afortunadamente, nació para quedarse.