Francisco vs Orbán: «No a los populismos»
► En su primer día en Hungría, el Papa visibilizó sus diferencias políticas sobre Europa y los migrantes ante el primer ministro
ElEl interés de la primera jornada del Papa en su viaje de tres días a Hungría se concentró en el encuentro que Francisco mantuvo con el primer ministro, Viktor Orbán. Con esta, ya se han visto la cara cuatro veces: dos en el Vaticano y dos en este país. Una tras otras ha quedado patente que mantienen posiciones muy divergentes en muchos temas y en la breve entrevista de ayer por lamañana, que apenas superó el cuarto de hora, es de suponer que no acercaron mucho las posiciones.
Prueba de ello es el discurso que Francisco pronunció en el antiguo monasterio carmelita Budapest, sede del Gobierno, ante el propio Orbán;lap residente Ka tal in Novak, los miembros del Ejecutivo y demás autoridades civiles y culturales. La extensa alocución del pontífice argentino tuvo tres ejes fundamentales en los que exhibió su propuesta geopolítica en el mundo de hoy sobre la paz con Ucrania como frontera húngara, el concepto de Europa en uno de los países más problemáticos de la Unión y la acogida a los migrantes ante un líder más partidario de muros que de puentes.
El Papa comenzó lamentando lo que «parece –dijo– el ocaso del sueño coral de la paz, mientras los solistas de la guerra se imponen». «Parece incluso que la política a nivel internacional tuviera como efecto enardecer los ánimos más que resolver problemas», criticó sobre lo que considera una« especie de infantilismo bélico». «La paz -apreció Jorge Mario Bergoglionunca vendrá por perseguir los propios intereses estratégicos, sino más bien las políticas capaces de mirar al conjunto, al desarrollo de todos, atentas a las personas, a los pobres y al mañana».
En su mirada al Viejo Continente, Francisco apostó por una «Europa de los veintisiete construida para crear puentes entre las naciones» que «necesita del aporte de todos sin disminuirla singularidad de ninguno …».« Se necesita esa armonía: un conjunto que no aplaste las partes y que las partes se sientan bien integradas en el conjunto», expuso con rotundidad. Y añadió: «Pienso, por tanto, en una Europa que no sea rehén de las partes, presa de populismos autor referencia les, pero que tampoco se transforme en una realidad fluida».
Adentrándose en la cuestión migratoria, se remitió al consejo que el primer rey húngaro San Esteban dio a su hijo E me rico, también santo, en lo que parecía un recado directo de la Historia al primer ministro: «Te recomiendo –le aconsejó– que seas amable no solo con tu familia y parientes o con los poderosos y adinerados o con tu prójimo y tus habitantes son también con los extranjeros… Por eso te recomiendo que acojas con benevolencia a los forasteros y los honres,d emane raquep refieran estar contigo y no en otro lugar».
Tomando esta cita como punto de partida, instó a Hungría a« afrontar el problema sin excusas ni dilaciones », ampliando la responsabilidada los responsables de la Unión: «Es urgente, como Europa, trabajar por vías seguras y legales, con mecanismos compartidos frente a un desafío de época que no podrá detener rechazándolo».
Francisco encontró su particular réplica en la jefa del Estado húngaro, que sacó pecho sobre los esfuerzos que su nación está haciendo para «ayudar al millón y medio de personas que huyen de Ucrania hacia nosotros, vemos el dolor de las familias golpeadas, oímos los gritos de las madres que lloran a sus hijos… hijos… el camino de la guerra está conste lado por sangre, muerte y una pobreza creciente».
Junto a estas peticiones, el Papa también reivindicó en Budapest «una sana laicidad, que no caiga en el laicismo generalizado, que es alérgico a todo aspecto sagrado y luego se inmola en los altares del beneficio» y ha pedido que no se dé lo que ha llamado «colateralismo con la lógica del poder».
Como balance de esa mañana institucional, el propio Obispo de Roma hacía su particular resumen de puño y letra en el Libro de Honor de la Presidencia de la República: «Vengo como peregrino y amigo a Hungría, país rico en historia y cultura; desde Budapest, ciudad de puentes y de santos, pienso en toda Europa y rezo para que, unida y solidaria,sea también en nuestros días casa de paz y profecía de acogida».