Una carrera con el mejor programa electoral
A menudo sucede que una parte de los políticos, algunos de ellos, por ejemplo, concurren a las elecciones del próximo domingo, se aleje sin complejos de lo que pasa en la calle. De los problemas reales de la gente. Podría ocurrir, es una suposición, que haya quien prometa a los jóvenes pagarles el Interrail, cuando su principal preocupación es la de independizarse. No se trata de llegar a Bélgica en tren, sino de tener alguna opción de alquilar una casa sin verse obligado a empeñar un órgano. Puede pasar que haya candidatos que concurran a los comicios del 28-M con la promesa de quitar una medalla a una periodista mientras se olvidan que algún día su partido aseguró ser el altavoz de una ciudadanía indignada. El espectáculo que algunos están dando en campaña –bien nos lo recuerda Rebeca Argudo en cada una de sus columnas– alcanza el nivel más alto posible de la vergüenza ajena y para eso no hay ninguna clase de antídoto, salvo que el domingo llegue pronto.
Los candidatos que aspiran a liderar el Ayuntamiento de la capital se reúnen hoy en Telemadrid y los vecinos de la ciudad aspiran a que el «show» sea algo más edificante que el que vimos hace una semana. Que sea un debate, vaya. Aquel todos contra uno que tanto nos recordó al bullying de los colegios no puede volver a reeditarse. Convendría que esta noche ninguno de los aspirantes trate de seguir retrociendo el drama de la pandemia o a señalar a ciudadanos anónimos sin ninguna causa pendiente con la Justicia. Sería incluso deseable que los candidatos, todos a ser posible, se miraran en el espejo de lo que sucedió ayer en la capital durante la carrera Colores por la Igualdad y contra la Violencia. No les vendría nada mal por eso que comentábamos de conectarse con la gente de a pie y con sus problemas. Porque, en ocasiones, la moqueta despista. Esta carrera se celebró con fines solidarios y unos principios que todos los partidos deberían llevar en su programa electoral. El fin del maltrato, la igualdad de género, la conciliación y la corresponsabilidad y el derecho a ser feliz. Pero, a diferencia de lo que pasa, para que luego lo cumplan.