La Razón (Madrid)

Pobres criaturas: piden echar a los puteros del PSOE

- Pedro Narváez

AAdrianaAA­driana Lastra se le está poniendo cara de Kant, el filósofo que suelen citar para defender la abolición del lenocinio. Para el pensador (1724-1804) ninguna persona puede ser un medio para otra porque es un fin para sí misma. No hay que irse al siglo XVIII. Los males del sexo pagado pueden expresarse con un lenguaje contemporá­neo, a lo Miguel del Arco. La filosofía, sobre todo cuando es antigua, puede ser interpreta­da según el régimen, y si encima, los que se atreven, tienen el nivel intelectua­l que demostró Lastra en el Congreso, pues la cosa queda más bien chusca. Son tantas las aristas del debate que no cabrían en esta columna, solo apuntar que debe existir un punto intermedio entre aborrecer la trata y respetar la libertad de cada uno. Entre una niña que trabaja a la fuerza para Nike en Indonesia (o en los suburbios de Occidente) y una adulta que se prostituye porque quiere en Madrid, me esforzaría antes para liberar a la menor. Claro que son pocas, me dirán, las que se prostituye­n porque quieren. Por eso, repito, el debate no cabe en la columna. En la película supuestame­nte «feminista» «feminista» del año, «Pobres criaturas», que se bate en duelo esta noche por conseguir el Oscar, una de las estaciones hacia la liberación de la protagonis­ta (Emma Stone), es un prostíbulo en París. Todo tiene, en fin, su envés.

No sabemos si Lastra ha visto el filme de Yorgos Lanthimos, lo que sí ha hecho es encabezar, con otras compañeras, entre ellas Susana Díaz, que estaba cuando los puticlubs de los ERE, la cruzada para expulsar a los socialista­s puteros. La mujeres del PSOE quieren hacer un Metoo en diferido y en nombre de otras. Pueden empezar. Ya tienen algunos nombres, pero, como en los Goya, no se sueltan porque, al cabo, son de los suyos. Venga, Adriana, da un paso al frente. ¿Qué sabe Dolores Delgado de la «informació­n vaginal»? La caspa de la que hablan nieva sobre los hombros de algunos de sus colegas y no, aunque los habrá, del traje azul pepero. Ese puñetero azul Armani, tan delicioso, que no aguanta que acaricies al perro.

La hipocresía les ha estallado de nuevo con lo de Koldo. Quién se atreve a llevar al Congreso el asunto de la prostituci­ón cuando en el sumario se recogen pagos por bizum en concepto de «putas y fiestas» o por «una mamada». Es muy de izquierdas ponernos de rodillas, pero no tanto como para eso.

Un altísimo representa­nte del periodismo español, muy vivo, dijo en la intimidad que «mientras la izquierda habla de sexo, la derecha folla». Y hasta gratis.

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