Red Bull, escándalo y victoria
► Verstappen ganó en Yeda por delante de Pérez y Leclerc. Alonso fue quinto. El equipo sigue en una grave crisis interna
El comienzo de la temporada está marcado por el absoluto dominio de Red Bull y Max Verstapen. No hay batalla ni con su propio compañero, que en teoría lleva su mismo coche e idéntico material. Pero el mexicano no está al increíble nivel de un superclase como el neerlandés. Además, la propia escudería está siendo también la protagonista fuera de la pista porque la guerra interna que se vive en las altas esferas de la escudería es el salseo que anima a la actual F-1. Las investigaciones internas se suceden y ahora el radar está en uno de los máximos responsables, Helmut Marko, al que acusan de haber filtrado a la prensa información sensible. La tensión es tan alta y la formación de bandos tan clara que el propio Verstappen ha salido en defensa de su mentor y ha amenazado veladamente con salir de la escudería si se produce algún movimiento que no le guste. Las negociaciones que hay en ciernes son muy fuertes con agentes externos como Mercedes empujando para provocar la salida de Verstappen, que no tendría un destino mejor que la escudería alemana con Toto Wolff. Los guionistas de la serie de Netflix «Drive to Survive» deben estar enloqueciendo para dar forma a todo lo que está ocurriendo. Y a todo eso se añade que Verstappen sigue ganando con una autoridad inaudita.
En Yeda no hubo batalla en el asfalto. Verstappen no falló en la salida y tampoco en la resalida tras una neutralización provocada por un accidente de Stroll, que no tuvo consecuencias. Su compañero Pérez tampoco tuvo rival y cumplió con su papel de segundo. La tercera plaza la obtuvo Leclerc, que lo intentó todo para batir al mexicano, pero el rendimiento del RB20 es superior. Así sin más. Nada que hacer. La emoción estuvo en la estrategia de Norris y Hamilton. Ninguno de los dos pasó por boxes con la salida a pista del coche de seguridad y dejaron todo para el final con neumáticos blandos. Sus previsiones fallaron. Su ritmo no fue tan bueno como esperaban y esto benefició tanto a Alonso como a Russell, que escalaron dos posiciones casi sin esperarlo. Eso sí, lo sufrieron hasta el final porque ambos exprimieron sus monoplazas.
Alonso acabó quinto cuando las previsiones y simulaciones del equipo Aston Martin le daban la séptima posición. Se defendió muy bien del Mercedes de Russell, un coche superior. El asturiano hizo cambios de configuración en el AMR24 para reducir el desgaste de neumáticos en carrera, pero lo cierto es que el coche tiene un problema con el ritmo en tandas largas. Va muy bien en clasificación a una sola vuelta y sufre en el Gran Premio.
En Arabia un McLaren terminó por delante del español, Piastri, y eso quiere decir que, en condiciones normales, acertando con la estrategia, es más que probable que Norris hubiera acabado también por delante. La sorpresa fue el rendimiento del sustituto de Sainz en Ferrari, Oliver Bearman. El inglés acabó séptimo y en las vueltas finales aguantó los arreones de Norris y Hamilton. Cumplió con nota.