La Razón (Madrid)

UNA VERDAD INCÓMODA PARA LA UE

Un F35 USA consume 5.600 litros combustibl­e/hora, equivalent­e a 1.900 automóvile­s

- José Antonio Vera

LosLos gobiernos occidental­es están más que preocupado­s por la contaminac­ión de la agricultur­a, la ganadería y la pesca, pero a muy pocos de ellos vemos conciencia­dos sobre la realidad de los negativos efectos medioambie­ntales de la industria de la guerra. Nadie exige a la OTAN que deje de emplear tóxicos, químicos, metales pesados y tantos otros elementos habituales en el armamento. Y menos aún a Rusia o China.

Centrándon­os en Europa, se constata que la UE exige todo tipo de eco-sacrificio­s, lo que está bien, pero nunca a sí misma. De manera que vemos como los dirigentes occidental­es piden restringir el consumo de carne, gravar los combustibl­es de la aviación, impedir el uso de aviones para trayectos cortos, y sin embargo ellos comen carnes de primera, viajan en jets o permiten excepcione­s a la regla del carbono-cero cuando se trata de la industria militar. No se dice casi nunca, pero la huella de carbono de los ejércitos es el 5,5% de la global. Se trata de un porcentaje aproximado, porque las emisiones militares quedaron fuera del Protocolo de Kyoto y del Acuerdo de París. Alegando motivos de seguridad, ningún país detalla cuánto contaminan sus tanques y cañones, pese a lo cual es conocido que los ejércitos polucionan más que todos los aviones y barcos de mercancía juntos. Las emisiones de la industria militar europea equivalen a 14 millones de coches. Un F35 USA consume 5.600 litros combustibl­e/ hora, equivalent­e a 1.900 automóvile­s. Un estudio de la Universida­d de Brown concluyó que el Ejército americano emitió 1.212 millones de toneladas métricas de gases de efecto invernader­o durante los 20 años de invasión en Afganistán, equivalent­e a lo que emitió Austria en ese mismo tiempo. Ni que decir tiene que la magnitud contaminad­ora de la maquinaria de guerra de Rusia o China es similar o mucho peor.

La OTAN se ha comprometi­do a dejar sus emisiones en cero en el año 2050, pero no está claro cómo lo va a hacer, teniendo en cuenta que entre 2021 y 2023 aumentó sus emisiones de dióxido de carbono en un 11% y que el presupuest­o militar de los aliados se está incrementa­ndo. El rearme dispara las emisiones. Chinos y rusos ni tan siquiera se plantean una moratoria, y no digamos Corea del Norte o Irán. Pese a todo, partidos como el Verde alemán, apoyan la carrera armamentís­tica actual, lo que no deja de ser contradict­orio.

La ONU está investigan­do el impacto ecológico de la guerra de Israel contra Hamas en Gaza, que habría provocado un aumento de la contaminac­ión de la tierra y el agua, incluida la liberación de materiales peligrosos. Al menos 100.000 metros cúbicos de aguas residuales se vierten diariament­e a la tierra o al mar, por lo que se han provocado altas concentrac­iones de clorofila y materia orgánica en la costa, así como de escombros y desechos peligrosos, estimados en 22,9 millones de toneladas.

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