La Razón (Madrid)

«Si no me callé en el franquismo no lo voy a hacer ahora»

► El Madrid de... Joaquín Leguina. La historia de un hombre sin pelos en la lengua. Asegura tener aprecio por Díaz Ayuso desde antes de ser presidenta

- Marina Cartagena.

Cántabro de nacimiento –o montañés, se decía entonces, cuenta el protagonis­ta–, pero conocedor como pocos de Madrid. En su mochila se guardan momentos históricos de relevancia internacio­nal, pues Joquín Leguina vivió el franquismo, formó parte del círculo interno del PSOE en sus momentos más transforma­dores, fue el primer presidente de la Comunidad y testigo del golpe de Estado contra Salvador Allende, presente en Chile ejerciendo como demógrafo experto en América Latina (CEPAL). Nunca tuvo pelos en la lengua –«si no me callé en los grupos antifranqu­istas o militando en el Frente de Liberación Popular, no lo voy a hacer ahora»–. Y si algo ha demostrado Leguina es que no se casa con personas ni partidos sino con ideas. Ahora, a sus 83 años, ha sido el fichaje de Ayuso para el puesto de consejero de la Cámara de Cuentas de la Comunidad.

Haciendo un máster en la Sorbona (París), un profesor le ofreció un trabajo en el Instituto Nacional de Estadístic­a (INE). Superó las oposicione­s convirtién­dose en Estadístic­o Superior del Estado y, desde entonces, Madrid fue su destino. «Podría haberme ido a Nueva York, pero en España la cosa estaba muy caliente, siempre milité en la izquierda y la muerte de Franco era inminente». Estuvo en la lista de diputados del PSOE, en la de concejales en municipale­s y autonómica­s. Coincidió con la alcaldía de Tierno Galván, ocupando la concejalía de Hacienda; luego la secretaría general del PSOE de Madrid. Su trayectori­a da para escribir más de un libro, también por los giros de guion inesperado­s, como su desencanto con el partido tras las legislatur­as de Zapatero y última de Pedro Sánchez, a quien se refiere como «la extensión de Zapatero», con las que se muestra muy crítico. «No hay posibilida­d de discutir dentro del Partido Socialista, Sánchez ha eliminado toda posibilida­d. Hay que acatar lo que diga por la mañana, que a veces es diferente a lo que dice por la noche», manifiesta.

Sin rodeos, alude a las preocupaci­ones que, según él, más afectan a la nación, como la crispación política, la falta de debate interno y diálogo entre los principale­s partidos y, sobre todo, el problema al que se enfrenta el país en Cataluña: «Los separatist­as son unos chupasangr­es. La ley de Amnistía es una bajada de pantalones y un ataque a los principios constituci­onales. Todos los separatist­as odian a los demás españoles y quieren cargarse la Constituci­ón. Los demócratas la defendemos. Que, por cierto, donde más apoyo tuvo en su aprobación fue en Cataluña», añade franco y directo.

Su llegada a la capital la recuerda entre mucho estudio, escapadas al cine y el barrio de Ventas, allá por la calle de Emilio Ferrari. Ha evoluciona­do mucho, sobre todo a partir de la época de La Movida, reconoce, pero si algo no ha cambiado es su sensación de sentirse en casa desde el primer momento. «La Comunidad Autónoma está plenamente madura y crecida, con una política de apertura muy interesant­e». Hace poco pudo disfrutar de la obra de Book of Mormon en el teatro Calderón, «fue impresiona­nte, el teatro musical más importante de Europa está aquí».

«He apoyado a todos los presidente­s que me han sucedido, aun no estando de acuerdo en muchas cosas. «Aprecio a Ayuso desde antes de ser presidenta. Le deseo lo mejor». Celebra que España sea de los países con la tasa de mortalidad más baja del mundo, «concretame­nte la Comunidad tiene la esperanza de vida más alta de todas las regiones de Europa, algo tendrá que ver la sanidad», dice.

Uno de los principale­s retos de la Comunidad para Leguina, es, sin lugar a dudas, la política de vivienda. «El resultado es este desastre en el que los jóvenes no pueden acceder a la vivienda. Esto no solo afecta a dónde viven los jóvenes sino el cómo», apunta. «Tenemos la fecundidad más baja de Europa y de las más bajas del mundo, y esto es un problema». También señala la maternidad: «No puede llegar una mujer a un trabajo y que la primera pregunta sea si está casada o si quiere tener hijos, eso debería estar prohibido. Pero el Estado no tiene derecho a cargar sobre la empresa todo el coste que eso significa».

No hay posibilida­d de discutir en el PSOE, Sánchez ha eliminado la posibilida­d»

«La Ley de Amnistía es una bajada de pantalones. Los separatist­as son unos chupasangr­es»

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ALBERTO R. ROLDÁN

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