La Razón (Madrid)

Las Campos: el cisma que no habría tolerado Teresa

► ¿Qué falta por ver en este clan televisivo? Analizamos las piezas de un serial muy rentable que podría haberse iniciado tiempo atrás, cuando la matriarca ya no podía hacer nada para frenarlo

- Jorge Miranda.

NiNi la matriarca María Teresa sería capaz de arreglar el entuerto. Ella mantenía unidos a los suyos, pero su muerte desató los demonios familiares de las Campos, sobre todo las desavenenc­ias entre su hija menor, Carmen Borrego, y su nuera Paola. Nunca se cayeron bien. La esposa de José María Almoguera tuvo palabras un tanto despectiva­s hacia su suegra en su negocio de estética, aireadas por una clienta «traidora» amiga de la Borrego, y despertó su rechazo absoluto.

José María se encontró con la disyuntiva de posicionar­se con su madre o con su mujer y optó por alinearse con la segunda. Los desencuent­ros marcaron la relación materno filial. Y cuando nació el primer hijo de Paola y su marido, la reconcilia­ción parecía en marcha, pero Carmen se quejó de que los padres primerizos le dieron una dirección falsa para que no viera a su nieto el día que vino al mundo.

La muerte de la matriarca, nos aclara una fuente cercana a las hermanas Campos, «acercó posturas. José y Carmen firmaron la paz, pero suegra y nuera guardaban en su interior sus discrepanc­ias. Por mucho que intentaran dar una imagen de unidad, los más allegados sabíamos que la realidad era muy distinta. Se demostró cuando Carmen concedió una exclusiva anunciando que iba a ser abuela».

Paola ha dejado claro que «mi suegra vendió mi embarazo sin que yo lo supiera. No me dio tiempo a contárselo antes a mi padre ni a mi mejor amiga. Me dolió mucho». Y no se lo ha perdonado. Antes de esto, la misma Carmen se encargó de negociar otra exclusiva, la de la boda de su hijo. Pero en las fotos, Paola parecía una actriz secundaria. Teresa, sus dos hijas y su nieto ocupaban los puestos de privilegio, mientras que a la recién casada le posicionab­an en las esquinas de las imágenes. Se sintió ninguneada por su familia política. Y se notaba en la seriedad de su rostro, lo que ya presagiaba que la relación no sería lo que se dice demasiado cordial.

Cuando la suegra se marchó a la isla de «Supervivie­ntes», comenzó a gestarse la venganza. Dicen que su hijo bebe los vientos por su mujer mujer y, aunque han anunciado su ruptura matrimonia­l, algunos dudan de la veracidad de la noticia y están convencido­s de que dentro de unas semanas anunciarán su reconcilia­ción.

La tercera exclusiva destrozó literalmen­te a la suegra ausente. José María dedicaba a su progenitor­a frases tan duras como estas: «El trabajo de mi madre ha contribuid­o a la separación de mi matrimonio», «Mi madre me ha hecho mucho daño» o «Si no hubiera muerto mi abuela seguiría sin hablarme con mi madre».

Recibimien­to amargo

Carmen se enteró de la ruptura y de las incendiari­as frases al regresar de la isla. Los que la conocen bien aseguran que «está devastada, dice que no va a llorar, pero lo hace a escondidas. No se esperaba este desprecio de su hijo. Y en el fondo está hundida. Menos mal que cuenta con el apoyo de su marido José Carlos, su hija Carmencita y su hermana Terelu. Son una piña. José María vive un desarraigo familiar absoluto, todos están en su contra y toman partido por su madre».

Carmen, su hijo y su sobrina Alejandra trabajan en el mismo programa y en cualquier momento pueden cruzarse por los pasillos de la cadena. La primera confiesa que «si veo a mi hijo le saludaré, pero sé que él no me saludará de una manera natural, y eso me haría sufrir. Pero no es agradable tener tan cerca a mi hijo y no verle. No tengo ningún problema en mirarle a los ojos y saludarle, lo que no deseo es ponerle en una situación complicada».

El morbo está servido. Para Almoguera, escuchar desde la sala de realizació­n a su madre y a su prima hablar de él es muy duro. Además, se ha ganado la animadvers­ión de algunos de sus compañeros, que le censuran su comportami­ento y se rumorea que empieza a arrepentir­se. Alejandra no se relaciona con su primo y le afea que, sin querer ser personaje público, se preste a exclusivas.TambiénCar­mencitaya confesó que «estoy al lado de mi madre siempre». Mas dura es Terelu. En su entrevista a «De viernes» dijo indignada: «No sé si la cantidad económica que ha cobrado por la exclusiva mi sobrino le habrá compensado el daño personal a nuestra familia». El enfrentami­ento habría sido impensable en tiempos de la matriarca.

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José María Almoguera
Alejandra Rubio
Carmen Borrego
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