Condenado por cohecho el excomisario de Barajas por aceptar regalos de un empresario
► Recibió dos Porsche, un Rolex y 135.000 euros por dar un «mejor trato» a sus clientes
La Audiencia Nacional ha condenado por cohecho a cinco años y ocho meses de cárcel a Carlos Salamanca, ex comisario jefe en el aeropuerto de Barajas, por haber recibido coches de alta gama, relojes de lujo o dinero en efectivo entre 2010 y 2015 por parte de empresarios a cambio de proporcionar «el mejor trato y consideración» a sus clientes y familiares.
El tribunal también condena al empresario y abogado Francisco Menéndez –quien obsequió a Salamanca con un Porsche Panamera, dos relojes de lujo, un viaje familiar a Londres y distintas cantidades económicas–, en su caso a tres meses de prisión, por un delito de cohecho activo, al aplicar le la atenuante muy cualificada de colaboración con la Justicia, puesto que denunció en la Fiscalía Anticorrupción en abril de 2017 algunas de las actividades del comisario Villarejo.
Esas informaciones, admite la Audiencia, contribuyeron« de forma extraordinariamente eficaz» a la investigación. A raíz de esa confesión, el tribunal acordó en diciembre de ese año para Salamanca «medidas de protección personal, familiar y laboral», otorgándole en 2018 la condición de «investigado colaborador».
La Audiencia da por probado que el exmando policial aceptó «regalos de carácter suntuario» por parte de Menéndez y del también empresario, ya fallecido, Fernando Luengo, aunque en este último caso «sin que conste que lo fueran en concepto de contraprestación por servicios concretos».
En cuanto a Menéndez, el tribunal sí acredita que Salamanca «aceptó sobornos» de Menéndez para que «infringiera la normativa reguladora del control de personas y de mercancías» que llegaban a Barajas, dado que el empresario, que trabajaba para la sociedad nacional de petróleo de Guinea Ecuatorial GEPetrol como consultor y asesor legal al menos desde 2010, requería una «atención preferente para sus clientes», directivos de esa sociedad.
Como recompensa a esos favores –que también se hicieron extensivos a su suegra–, apunta la resolución, el empresario «corrompió» al mando policial «mediante el abono de vehículos de alta gama, relojes, viajes, beneficios económicos a terceros vinculados al comisario y entregas de dinero en efectivo».
La Sala ordena además a Salamanca a restituir al Estado la cantidad de 457.298,52 euros y acuerda el decomiso de un Rolex modelo Oyser Perpetual Date GMT-Master II, de oro amarillo con brazalete y esfera verde index, y de un reloj Hublot modelo Geneve.
Entre esas «recompensas» paga das entre 2012 y 2015, la sentencia hace referencia a un Porsche Cayenne, que aunque adquirido por 65.999 euros en noviembre de 2010 por el empresario fallecido «corrió a cargo» de Menéndez, y un Porsche Panamera, adquirido por este último por un importe de 116.537 euros en septiembre de 2010, y cuyo uso se cedió a Salamanca al menos entre julio de 2012 y julio de 2013.
Además de esos dos relojes de lujo, las dádivas incluyeron un viaje de cuatro días a Londres en 2012 de Salamanca y su esposa «con todos los gastos pagados», que se extendió a otro matrimonio, a su compañera sentimental y a la hija de ella por 15.997,67 euros.
Asimismo, el tribunal hace referencia a los 66.000 euros que entregó el empresario a dos artistas amigos del comisario que se dedicaban a «amenizar» sus fiestas para que pudieran sufragar la producción y edición de un disco de flamenco, que se formalizó a través de un préstamo del que no devolvieron ni un euro. Igualmente, partir de 2012 Menéndez hizo entrega a Carlos Salamanca, «a modo de regalo y en consideración a aquellos servicios que le iba a prestar», de al menos 135.000 euros en efectivo en cinco entregas, entre otras cosas para sufragar los gastos de la boda de un hijo del comisario.
No obstante, la Sala no ha podido acreditar que entre esas deferencias estuviese la cesión a Salamanca, en 2012 y 2013, de un palco en el Bernabéu por el que su empresa, Framen Consultores, pagaba 328.772 euros al año.
No eran, hace hincapié la Audiencia, actos aislados, sino que formaban parte de «una trama delictiva donde se entrega una pluralidad de dádivas a un funcionario público» a cambio de favores. Dada su cantidad y elevada cuantía, afirma que «no puede concebirse» que se trate de «meros regalos» por una relación de «amistad».
La Sala le condena a cinco años y ocho meses de prisión y a restituir al Estado 457.298 euros