Dimite el premier escocés para evitar su destitución
► Tras romper la coalición con Los Verdes, Humza Yousaf se enfrentaba a dos mociones de censura en el Parlamento regional
Crisis independentista.
El responsable del Ejecutivo de Edimburgo, el líder independentista Humza Yousaf, optó ayer finalmente por tirar la toalla y abandonar el ring. Ante la crisis creada tras la ruptura del acuerdo de coalición con Los Verdes, sucumbió a la presión y presentó su dimisión por las pocas oportunidades que tenía de ganar las dos mociones de censura a las que debía enfrentarse esta semana.
Su renuncia no sólo pone fin al mandato más corto de la historia de Holyrood –apenas 13 meses en el cargo–, sino que evidencia el fin de una era para el Partido Nacionalista Escocés (SNP), tras diecisiete años en el poder. Nada queda de la formación que estuvo a punto de lograr su sueño secesionista en el referéndum de 2014 pactado con el Gobierno central.
El SNP se veía abocado a gobernar en minoría, un reto que Yousaf se mostró dispuesto a asumir el viernes, cuando aseguró que no dimitiría. Sin embargo, tras un fin de semana de reflexión, argumentó que su salida era lo correcto «para su partido y la nación». «No puedo decir el honor que ha sido ser el ministro principal del país al que amo, el país en el que he criado a mi familia y el único país al que llamo hogar», dijo emocionado el político de origen paquistaní-keniano, quien en marzo del año pasado, tras un proceso de primarias, se convirtió en el primer responsable del Gobierno de Edimburgo de minoría étnica, sustituyendo a Nicola Sturgeon.
El SNP tiene ahora un plazo de 28 días para elegir al sucesor o de lo contrario deberán convocarse comicios autonómicos. Aunque si la moción laborista contra el Ejecutivo sale adelante esta semana –la oposición considera «inaceptable» elegir a otro responsable del Gobierno sin pasar por las urnasse podrían también adelantar elecciones en Escocia. En las últimas regionales de 2021, los independentistas consiguieron un cuarto mandato en Holyrood, quedando sólo a un escaño de la ansiada mayoría absoluta. Pero en los últimos años su popularidad ha caído en picado.
Los independentistas han terminado atrapados en una cruenta guerra civil, sin lograr desarrollar un programa político coherente para llenar el enorme vacío de su razón de ser, fingiendo que una nueva consulta popular era inminente, cuando estaba claramente fuera de la agenda, después de que en 2022 los cinco jueces del Tribunal Supremo –máxima instancia judicial de Reino Unido– fallaran, por unanimidad, que el Parlamento autónomo de Edimburgo no tiene los poderes para organizar un nuevo plebiscito sin el consentimiento del Ejecutivo central de Londres.
La radical postura tomada por la dirección del partido respecto a la identidad género –eliminado incluso la necesidad de un diagnóstico médico– también había dividido sobremanera a las filas. Fue precisamente esta cuestión lo que marcó el inicio del fin para Nicola Sturgeon, la otrora estrella independentista, investigada ahora por la Policía por la misteriosa donación de 667.000 libras (761.000 euros) para un nuevo referéndum que nunca existió. Su marido Peter Murrell –ex director ejecutivo del SNP desde 1999 hasta 2023– ya ha sido acusado formalmente por malversación de fondos.
La crisis interna afectó a la coalición con Los Verdes, cuyo acuerdo de coalición finalizó la semana pasada tras días de recriminaciones tras admitirse que no se alcanhistórico
zará el gran objetivo para reducir las emisiones de carbono en un 75% para 2030.
Ante la moción de confianza contra Yousaf, con los 63 escaños del SNP frente a los 64 que suman los laboristas, conservadores, verdes y liberal demócratas, todo estaba en manos de Ash Regan, la única representante de Alba, que renunció del SNP tras ser derrotada en las primarias del año pasado. Pero había demasiadas enemistades personales.
El fundador de Alba es Alex Salmond, ex líder del SNP –que terminó más que enemistado con sus antiguos compañeros de filas tras una ardua pelea con Nicola Sturgeon– y había puesto unas condiciones para dar su apoyo a Yousaf: celebrar un referéndum sobre si el Parlamento escocés debería tener el poder de legislar y llevar a cabo otra votación de independencia.
Entre los nombres que se barajan ahora como nueva líder del SNP está Kate Forbes, la que fuera responsable de Finanzas, con opiniones socialmente muy conservadoras, Stephen Flynn, actual responsable de los independentistas en Westminster, o John Swinney, exviceministro principal.
Ante la crisis de los nacionalistas, de cara a las elecciones generales previstas para finales de año, los laboristas podrían convertirse, por primera vez en más de una década, en la formación más votada. Según los últimos sondeos, pueden pasar de 1 a 28 escaños (de los 59 reservados para Escocia en Westminster). Por su parte, el SNP caería de 48 a 19.