Los monoparentales
Marina Castaño
La maternidad es un privilegio que la naturaleza concede a las mujeres. Es cierto que la evolución de la ciencia y la tecnología permite experimentos que la ética –y hasta la lógica–, han podido parar hasta donde se nos permite saber, pero esa decisión compartida con la inevitable otra parte contratante es el camino lógico hacia« crear una familia». Hoy las mentalidad es se han modificado, inducidas o no por ese cambio social que se pretende desde la política, que induce a pensar en una cuestión rayana en lo antinatural. Desde siempre, y al margen de las tendencias sexuales que hoy se barajan, el resultado de la cópula entre un hombre y una mujer es la explosión de vida deseada en el seno de la hembra, pero en la actualidad no es raro encontrarse con mujeres que eligen ser madres sin ninguna intención de compartirlo con nadie, incluso sin la intervención del varón, acudiendo a inseminarse para experimentar ese fenómeno extraordinarioque es el de traer un ser al mundo. Ser, por cierto, al que no se le consulta si su deseo es precisamente venir a criarse y crecer sin otro referente que el de la mujer que lo pare. En datos estadísticos los tratamientos de reproducción asistida que en nuestro país ascienden a un 8,8%. En otros tiempos era la guerra, las circunstancias del padre o el abandono lo que ocasionaba que un niño se criara en la soledad materna, algo que llegaba a producir sensaciones de carencia y hasta alguna tara mental. Hoy es asumido con otra naturalidad, pero la importancia del apoyo y la compañía de alguien en el proceso de la evolución del niño no deja de ser imprescindible, porque la educación a dos es deseable por ser un proceso largo que requiere una mezcla de talantes, sabiduríasy hasta paciencia que una sola persona difícilmente puede asumir. Las moderneces están muy bien, sí, pero hay que pensar más en quienes pueden salir perjudicados deestasaventuras que no dejan de ser eso: aventuras, y la maternidad, en su hermosura, es mucho más que una frivolidad.