Gérard Depardieu y la gravedad del #MeToo francés
EnEn la mañana de ayer, el actor y director Gérard Depardieu acudía a una sede de la policía judicial francesa, de manera voluntaria aunque retenido hasta que terminase el interrogatorio, para declarar por dos acusaciones de abuso sexual que pesan sobre él y que, de continuar por el cauce legal, se sumarían a su imputación en 2020 por una causa relacionada. Aquella denuncia, de la actriz Charlotte Arnould, ya dejó en la cuerda floja al intérprete de «Novecento» o «Cyrano de Bergerac», que ayer fue citado en relación a dos nuevas acusaciones: según se ha revelado en una serie de reportajes y entrevistas del diario «Le Courrier de l’Ouest», Depardieu habría, presuntamente, abusado sexualmente de la intérprete Jean-Pierre Mocky, durante el rodaje de «El mago y los siameses» en 2014. En conversación con el periódico, la actriz declaró que se había callado los hechos para no perjudicar su propia carrera pero que no aguantó más al ver el apoyo que, entre otras celebridades la española Victoria Abril o Carla Bruni, le brindaban a Depardieu. El segundo caso, con más visos de prosperar en la vía legal según los medios galos, es el de la actriz Jean Becker (rodaron juntos «Las cortinas verdes», estrenada en 2021), a la que Depardieu no solo habría vejado delante de varios compañeros de rodaje, profiriéndole «gritos e insultos sexistas», sino a la que también habría hecho tocamientos de índole sexual sin su consentimiento en algunas escenas.
La gravedad del #MeToo francés, una amalgama de sentimientos encontrados en la que hace demasiado pesa más la política que la protección de las víctimas, nos ha llevado a un nuevo cruce de caminos para la izquierda exquisita gala: rasgarse las vestiduras ante lo que parece un comportamiento depredador de manual o volver por sus fueros más noventeros, abrazando la teoría del caso aislado y volviendo a defender lo indefendible, como ya hicieran con el pedófilo convencido Gabriel Matzneff. Lo grave, al final, siempre acaba cayendo por su propio peso, y es que aunque Depardieu fuera declarado inocente de cargos criminales, es su comportamiento tóxico y su machismo probado lo reprobable, sin duda el origen mismo del problema.