La Razón (Nacional)

El Barça evita el drama

El Rayo marcó primero, pero Messi, con un gol y con un pase para iniciar la jugada del segundo, dio la vuelta al partido en el castigado césped de Vallecas

- Domingo García - Madrid

Apareció Messi, a su ritmo, para empujar el regalo que le hizo Griezmann desde la izquierda y al Barcelona le cambió la cara. El gol del argentino, que reaparecía después de su expulsión en la final de la Supercopa, devolvió la fe a su equipo, que se tambaleaba después del de Fran García.

El Barcelona había dominado, había lanzado al poste, había comprobado que Dimitrievs­ki, el portero del Rayo, tiene manos, pero le faltaba el gol. Y el tanto vallecano mostró todas las debilidade­s de los azulgrana en defensa. Álvaro García «desnudó» a Junior y a Lenglet con su carrera y nadie persiguió la de Fran García, que llegó hasta la línea de fondo para empujar la pelota que había desviado Neto.

El Barça pareció tambalears­e. Inseguro, con muchos suplentes y con debilidade­s atrás que el Rayo, con la velocidad y la frescura de Álvaro podía aprovechar.

El césped de Vallecas era un castigo. La nieve y el hielo que impidieron que el Rayo jugara en su estadio la anterior eliminator­ia de Copa contra el Elche, dejaron su huella sobre el terreno, con muchas calvas que provocaban botes irregulare­s. Incluso a Messi le costaba controlar la pelota en ocasiones.

Koeman entendió que necesitaba algo más para seguir avanzando en la Copa del Rey. Con el Real Madrid y el Atlético caídos, el horizonte parece despejado más allá de la presencia del Sevilla en competició­n. Es una oportunida­d para ganar un título y el técnico holandés quiso sostener al equipo con la seguridad que le dan los de siempre, con la entrada de Pedri, Jordi Alba y Dembéle. Buscaba el juego del canario y la velocidad de Alba y del francés para romper. Apenas habían pisado el césped cuando remató Messi la igualada.

El argentino estaba en fuera de juego en el origen de la jugada, pero no intervenía. La pelota de De Jong buscaba la entrada de Griezmann a la espalda de la defensa y Leo llegó a tiempo para empujar el pase del francés.

La jugada se repitió para dar la vuelta al partido. Messi esta vez actuó de lanzador para la carrera de Jordi Alba y el lateral puso la pelota en el área pequeña para que De Jong empujara la victoria de su equipo.

El holandés ha encontrado su mejor versión cerca del área. Llegaba para ser el Busquets del futuro y se ha convertido en un llegador capaz de decidir partidos. Antes de que nada pasara en el marcador ya le habían anulado un gol por fuera de juego. No dudó el árbitro en señalarlo.

El Barcelona crece y encuentra soluciones por delante, pero sufre por detrás. Sólo Araujo parece dar solidez a una defensa que tiembla. Mingueza en el costado aguanta, pero no es una opción para rellenar la banda en ataque; Junior parece un pariente lejano del futbolista que brilló en el Betis

y que fue campeón de Europa sub’21 con la selección española y Lenglet está lejos del nivel que ofreció en el Sevilla y que hizo que el Barcelona se fijara en él.

Los dos quedaron señalados en el tanto del Rayo y Jordi Alba encontró muy pronto el camino hacia el gol que a Junior se le había resistido. Aunque no sólo fue responsabi­lidad suya. Griezmann no acertó con el balón que le puso en el área.

Aun así, el Barcelona acabó sintiéndos­e cómodo con el marcador ya a favor y la eliminator­ia encarrilad­a. Y Messi estuvo a punto de marcar un gol maradonian­o, con varios regates en el área pequeña. Fueron tantos que perdió la perspectiv­a y su remate con la derecha terminó en el lateral de la red. Pero el trabajo ya estaba hecho.

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Messi celebra el que era el tanto del empate para el Barcelona
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REUTERS
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