«No pienso acudir a la mesa electoral»
Los elegidos por sorteo se movilizan al considerar que se está vulnerando su derecho a la salud
La campaña del 14-F arranca con la incertidumbre de la fecha electoral y el impacto de la pandemia en las urnas en plena tercera oleada del coronavirus y con los hospitales muy tensionados. Pese a las medidas tomadas y los constantes mensajes lanzados por el Govern en los últimos días afirmando que la seguridad de quienes acudan a los colegios electorales está garantizada, existe miedo e indignación especialmente entre aquellos que han sido seleccionados para formar parte de las mesas electorales. De hecho, algunos de ellos ya se están movilizando a través de las redes sociales para organizarse y, entre otras cosas, para enviar una carta al Síndic de Greuges con el fin de denunciar que se está vulnerando su derecho a la salud. El grupo de Telegram #Noasermembremesa2021 ya cuenta con casi un millar de seguidores.
«No me voy a jugar mi salud»
Entre ellos se encuentra Miguel C., quien el pasado lunes recibió la carta mediante la cual se le convoca a acudir el próximo día 14 de febrero a una mesa electoral de la ciudad de Barcelona en condición de vocal. «Yo lo tengo claro. No pienso acudir». «Será por las buenas o por las malas y, si hace falta, ya me vendrán a buscar o iré a declarar ante un juez, pero no me voy a jugar mi salud ni la de la gente que me rodea», constata Miguel, que convive con su mujer y sus tres hijos. «Me encanta ser cívico y cumplir con mis obligaciones como ciudadano, pero siempre y cuando ello no suponga un riesgo para mi salud y la de los míos».
«No me pueden obligar a entregar mi salud y convocar unas elecciones en el estado en el que estamos no tiene ningún sentido. Resulta que no puedo ir a ver a mis padres, ni reunirme con nadie, ni salir de la ciudad, pero puedo pasarme 12 horas encerrado en un sitio atendiendo a unas 3 mil personas, a las que tendré que pedir que se bajen la mascarilla para poder identificarlas», denuncia Miguel para a continuación constatar que «además se permite a las personas que son positivas o están en cuarentena salir de casa para venir a votar cuando son una bomba de contagio». «Nada de esto tiene sentido», asegura y recuerda que, más allá de lo que se refiere estrictamente a la salud, «no puedo permitirme contagiarme porque soy autónomo, socio de una compañía y he de ir a trabajar».
«¿Es de vital importancia votar ahora?»
Rai ha sido convocado también para formar parte de una mesa electoral en Argentona, aunque en su caso como presidente suplente 2, pero ni siquiera su condición de sustituto le permite rebajar su preocupación e indignación. «Creo que habrá mucha gente que no acudirá a la mesa electoral así que no descarto que me toque quedarme», comenta Rai, quien comprende perfectamente a aquellos que van a buscar cualquier artimaña para eludir su responsabilidad en la mesa electoral. «Personalmente tengo miedo al contagio», admite, para a continuar asegurar que «yo sigo todas las medidas y recomendaciones escrupulosamente para reducir al máximo la posibilidad de contagio y ahora me hacen meterme 12 horas en un colegio electoral, con el riesgo que ello supone y además no tengo ninguna seguridad ni garantía de que las cosas se va a hacer bien».
«Soy profesor de teatro, pero trabajo siempre en espacios ventilados, con mascarilla y distancia de seguridad, no toco a la gente, me lavo continuamente las manos. Al final del día puedo mezclarme con ocho personas, pero controlo mucho, sin embargo las elecciones son una movilización ciudadana muy bestia», comenta Rai, quien aún tiene dudas de si acudirá a la mesa electoral o no. «Estoy en un dilema, lo estoy madurando. Me revienta que nos tengamos que jugar la vida cuando estamos en la cresta de la tercera ola, con nuevas cepas del virus, cuando ¿realmente es de vital importancia que votemos ahora?», se pregunta para a continuación destacar que él, como autónomo del arte, «si me quedo en casa en cuarentena, dejo de ingresar y ahora mismo ya estoy sobreviviendo».
«Prefiero asumir yo el riesgo»
Joan debuta este año en unas elecciones y pese a que eso, a priori, debería ser un motivo de ilusión, en su caso el sentimiento es algo contradictorio. Cumple 18 años el 7 de febrero y solo una semana después ha de acudir a un colegio electoral barcelonés como vocal suplente, lo cual en situación normal ya es para muchos un sacrificio, pero en el actual contexto epidemiológico es