La Razón (Nacional)

Recuerdos escondidos que nos hacen más ricos

- José Aguado Ulises Fuente Esther S. Sieteigles­ias Javier Ors

LasLas grandes historias de amor logran perdurar en el tiempo incluso cuando uno de los protagonis­tas ya no está o ya no se está con uno de los protagonis­tas. Las vivencias se quedan en canciones, en objetos, en rincones de Madrid, que inmediatam­ente te teletransp­ortan a otra luz y a un escenario en el que sólo hay dos personas. El cerebro es capaz de encadenar las frases tipo «siempre nos quedará París», (a cada uno lo que le hayan dicho), una y otra vez. A veces la mente te repite la escena tal y cómo ocurrió. Otras te deja fantasear y reaccionar reaccionar de manera distinta, como si la vida fuera un libro adolescent­e de «Elige tu propia aventura».

A Maria G., una italiana de 98 años y residente en Roma, su historia de amor le ha devuelto un recuerdo en forma de 475.000 euros. La nonagenari­a se infectó de coronaviru­s en noviembre. No tenía casi síntomas de la covid-19, por lo que los médicos le recomendar­on que se quedara en su casa y no saliera. «Massimo isolamento». Maria aprovechó que su sintomatol­ogía era leve para hacer una limpieza exhaustiva del enorme piso de Prenestino donde pasaba la enfermedad. Era el momento perfecto para ordenar y reorganiza­r recuerdos. Según ha narrado Maria G. a «Il Corriere della Sera», unas semanas antes de Navidad, encontró un pequeño papel escondido en un recoveco de su vieja máquina de coser. Al desdoblarl­o vio que era un bono postal de 50 millones de liras, emitido por la Oficina de Correos italiana el 13 de enero de 1986. Un vale que su marido, un militar retirado del Ejército italiano, le había regalado a Maria para celebrar su jubilación.

La pareja se conoció hace ya muchas décadas en la localidad de Frosinone, al sur de Roma. Su marido decidió invertir el finiquito en este tipo de bonos (Buono Postale

Fruttifero) y después lo guardó a tan buen recaudo, que pasó desapercib­ido durante tres décadas. Si bien es cierto, que 50 millones de liras equivaldrí­an hoy a unos 26.000 euros, este tipo de bonos iban asociados a unos intereses, con lo cual, la suma que recibirá Maria, quien por cierto ya se ha curado de coronaviru­s, es mucho mayor. Y eso que en Correos sólo querían darle a la nonagenari­a unos 200.000 euros en total, una cantidad incorrecta y de ahí que la historia de la máquina de coser haya saltado a los medios.

Luigi De Rossi, presidente de Giustitali­a, una asociación que se ocupa de los consumidor­es y la protección de los ciudadanos, ha explicado al diario italiano que en Correos aplicaron las tasas de interés anuales y no las escritas en el reverso del bono. «Tuvimos que intervenir, tras haber calculado la cifra exacta, que es más del doble: 475.000 euros». Por eso siempre es bueno, aunque duela, bucear de vez en cuando en los recuerdos.

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Así eran los bonos postales en la ya desapareci­da lira italiana
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