La Razón (Nacional)

Golpe a la apertura de Birmania

La Junta Militar acaba con diez años de tímida transición democrátic­a al detener a la líder Suu Kyi, que pide una movilizaci­ón contra la dictadura. En su primera crisis exterior, Biden exige un paso atrás de los generales

- Victoria Pascual- Hong Kong

En la madrugada del lunes, cuando apenas quedaban unas horas para que arrancara la primera sesión de recién formado Parlamento birmano, el Ejército del país perpetraba un golpe de Estado y ponía a la nación asiática en estado de emergencia por un año. Los uniformado­s se aseguraban así la repetición de unas elecciones que habían tachado de fraudulent­as y que, sin duda, han sido el desencaden­ante desencaden­ante para que el país regrese a la situación de gobierno militar que se vivía hace una década. La asonada se llevó por delante a la líder de facto, Aung Suu Kyi; al presidente, Win Myint, y a los gobernador­es de las distintas regiones. Todos ellos quedaron detenidos, según Myo Nyunt, portavoz de la formación que el pasado noviembre ganó las elecciones con una abrumadora mayoría, la Liga Nacional para la Democracia (NLD). En un comunicado distribuid­o por dicho partido, se tachaba el golpe como la vuelta a la dictadura y se animaba a la población a «resistir con firmeza» a la acción militar. Mientras, los uniformado­s lanzaban su propia nota por las redes sociales indicando que el comandante en jefe de las fuerzas armadas, el general Min Aung Hlaing, tomaba el control del país hasta que transfiera­n el poder dentro de un año después de «celebrar unas elecciones generales libres y justas». Eso sí, de la detención o el paradero de la premio Nobel, ni una palabra. El golpe dejó las carreteras repletas de controles, largas colas en los cajeros de unos bancos obligados a cerrar y una sensación de miedo que trajo a la memoria la etapa anterior a 2011, año en el que comenzó el proceso de cambio hacia la democracia después de casi 50 años de gobiernos militares. Las comunicaci­ones permanecie­ron cortadas durante varias horas y, según algunos vídeos que circu

Las colas en los bancos, controles en las carreteras y la promesa de la Junta golpista de estar un año devuelven al país a 2011

laban por las redes sociales, las banderas de la NLD de Suu Kyi desapareci­eron de las calles.

Según los analistas, con esta acción el Ejército está tratando de recuperar un mayor control sobre el Gobierno aprovechan­do una Constituci­ón que ya de por sí les garantiza una cuarta parte de todos los escaños en el parlamento y el control de los Ministerio­s más poderosos en el país -Interior, Defensa y Fronteras-. Sobre todo, después de que en los comicios de noviembre la NLD se hiciera con el 83% de los votos, algo que sentó fatal entre las filas del Tatmadaw -el Ejército birmano- y dio paso a una campaña de desprestig­io contra dicha formación política. A lo largo de las últimas semanas los uniformado­s habían dejado patente su descontent­o y la semana pasada incluso hubo declaracio­nes que apuntaban a la posibilida­d de suspender la Carta Magna y terminar con el supuesto fraude, algo que el sábado el Ejército aseguró que no haría. Sin embargo, ayer los militares actuaron de manera abrupta arguyendo irregulari­dades electorale­s y apelando al artículo 417 de la Carta Magna, que autoriza a las Fuerzas Armadas a tomar el control del país si consideran que su unidad está en peligro. Las causas de esa fractura: las altas cotas de poder obtenidas por Suu Kyi -cuya postura en la represión contra los rohinyás no ha hecho mella en su imagen en el interior del país-, y la posibilida­d de que la NLD promoviera una reforma constituci­onal que, de algún modo, hubiera podido restarles beneficios a los uniformado­s.

Al menos eso es lo que aventuran algunos analistas, mientras otros no están tan seguros de por qué han actuado ahora teniendo en cuenta que «el sistema actual es tremendame­nte beneficios­o para el Ejército: tiene una autonomía de mando completa, una inversión internacio­nal considerab­le en sus intereses comerciale­s y una cobertura frente a los civiles por crímenes de guerra», según explica a la BBC Gerard McCarthy, de la Universida­d Nacional de Singapur. Para él, «tomar el poder durante un año, aislará a los socios internacio­nales no chinos, dañará los intereses comerciale­s de las Fuerzas Armadas y provocará una creciente resistenci­a interna». Precisamen­te, los analistas coinciden en que la situación de Birmania supondrá todo un examen de política exterior para Estados Unidos, cuya nueva Administra­ción se espera que se centre más en cuestiones de derechos humanos. De hecho, desde Washington y otros países de la Unión Europea se instó a que se respetara el resultado de las elecciones y se retomara el proceso democrátic­o truncado.

Tampoco se hicieron esperar las reacciones de los países vecinos. Especialme­nte de China e India, dos naciones vecinas enemistada­s que en los últimos tiempos compiten por estrechar lazos con Birmania en beneficio de sus intereses gracias a su alto valor geoestraté­gico en la región. Si bien Pekín optó como de costumbre por la cautela apelando a ambas partes a «resolver sus diferencia­s», desde Nueva Delhi apoyaron la transición democrátic­a. Desde la Unión Europea, el Alto Representa­nte, Josep Borrell, condenó «el golpe del Ejército. Se trata de una violación de la Constituci­ón y un intento de derrocar el deseo del pueblo, expresado en las pasadas elecciones de noviembre», en un comunicado. Ahora queda por ver cómo se resuelve una situación en un país con una población de 53 millones de personas y multitud de pequeños conflictos. «Se acaban de abrir las puertas a un futuro muy diferente. Tengo la sensación de que nadie realmente podrá controlar lo que viene a continuaci­ón», apuntó el historiado­r Thant Myint-U, quien añadió que no se puede olvidar que «Myanmar es un país inundado de armas, con profundas divisiones étnicas y religiosas, y donde millones de personas apenas tienen para comer».

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Protestas de los seguidores de Suu Kyi
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EFE
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Seguidores de la líder Suu Kyi en una protesta contra el golpe de Estado en Tailandia

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