Macron veta el Nordstream2
Francia hace un llamamiento a Alemania para que suspenda el gasoducto ruso y aumentar así la presión contra Putin tras la detención del opositor Alexei Navalni
No es la primera vez que Francia se muestra escéptica respecto al gasoducto «Nord Stream 2» con Rusia, pero las últimas derivas del «caso Navalni» han afianzado su postura. El Gobierno de Macron insta a Alemania para que abandone el proyecto en reacción al caso del líder opositor ruso encarcelado desde el 17 de enero, cuando regresó de Alemania, donde estuvo cinco meses tras un envenenamiento del cual acusa directamente a Vladimir Putin.
«Siempre hemos dicho que teníamos grandes dudas sobre este proyecto en este contexto», declaró el secretario de Estado francés para los Asuntos Europeos, Clément Beaune, en la radio France Inter. Y todavía más incisivo con un «ya lo hemos dicho, sí» ha sido cuando le han preguntado si
EE UU y varios países europeos rechazan el proyecto por aumentar la dependencia de la UE del gas ruso
Francia era favorable a abandonar el proyecto. Sin embargo, Beaune ha querido dejar claro en todo momento que la decisión legítima le corresponde a Berlín, puesto que el enlace se hace en territorio alemán.
Respecto a nuevas sanciones europeas contra Moscú, el secretario de Estado francés señaló que «ya se han hecho sanciones y podríamos tomar otras más, pero hay que estar lúcido y saber que eso no será suficiente». En una línea similar a la que en las últimas semanas ha venido expresando el ministro francés de asuntos Exteriores, Jean-Yves Le Drian, favorable a «sanciones efectivas» para hacer frente a la «deriva autoritaria» de Rusia.
Estados Unidos y varios países europeos, con Polonia y los países bálticos a la cabeza, no apoyan este nuevo gasoducto, que tiene que reforzar el «Nord Stream 1» ya en funcionamiento. Consideran que aumentará la dependencia de Alemania y la UE al gas ruso, y, al fin y al cabo, con Moscú. El propio Parlamento Europeo ha pedido a los socios de la Unión frenar inmediatamente el polémico proyecto tras el encarcelamiento de Navalny.
En este contexto, el «Nord Stream 2», un proyecto de 9.500 millones de euros que permitiría a Rusia duplicar sus suministros directos de gas natural a Alemania, lucha por su supervivencia con la oposición de varios socios europeos, que amenazan con hacerlo inviable. Aunque el tendido a través de fondo del mar Báltico de los dos hilos de la obra, de 1.230 kilómetros de longitud, ha sido completado en un 94%, su finalización suscita dudas incluso en el consorcio gasístico ruso Gazprom, que no ha descartado la cancelación del proyecto. Los cambios en la postura de reguladores y socios «pueden conducir a la suspensión o cancelación del proyecto», admite Gazprom en un folleto para la colocación de eurobonos. Gazprom y el operador del gasoducto guardan silencio sobre las perspectivas del proyecto, que lleva ya prácticamente un año de retraso y es financiado en un 50% por la francesa ENGIE, la austríaca OMV, la anglo-neerlandesa Shell y las alemanas Uniper y Wintershall. Hasta ahora, el Gobierno de Angela Merkel ha insistido en que el gasoducto es clave para la transición hacia energías renovables y su plan de abandono de las centrales nucleares y de carbón. Moscú, por su parte, ha denunciado que las sanciones estadounidenses son competencia desleal y asegura que el objetivo de Washington es desplazar a Rusia del mercado europeo para despejar el paso al gas natural licuado estadounidense, más caro que el que suministra Rusia.
«El Nord Stream 2» es, sin duda, como dos por dos son cuatro, beneficioso y ventajoso para la economía de Europa, en general, y para Alemania, en particular», defendió en diciembre Putin.
Las declaraciones del Gobierno francés se producen el mismo día en que la Fiscalía rusa se ha declarado favorable a un encarcelamiento de Alexei Navalny durante varios años, justo antes de que hoy se celebre una vista en la que el opositor se enfrenta a entre dos y tres años de prisión y tras la represión de las manifestaciones a su favor el domingo pasado. La Policía respondió con detenciones masivas y usando la fuerza sin miramientos. Las condenas internacionales a esta represión han sido unánimes. El jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, ha denunciado «las detenciones masivas» y el «uso desproporcionado de la fuerza» contra manifestantes y periodistas, afirmando que «Rusia necesita cumplir con sus compromisos internacionales».