VUELVE EL «CLAVIGERO» DEL VATICANO
SiSi alguien conoce el silencio de las galerías de los Museos Vaticanos y ha creído ver alguna vez una sombra huyendo por sus salas, ese es Gianni Crea, el «clavigero» que abre y cierra las puertas, el que maneja 2.797 llaves numeradas, el que vela para que, cada día, desde las 5:30 de la mañana, se permita el paso a las 28.000 personas que, en una situación normal, se pasean embotiene badas por el mármol de las naves. Después de 88 días cerrado, ayer volvió a la rutina de abrir una a una las puertas, ayudado por otros cinco «clavigeri», a la espera de que vuelva la actividad, aunque bastante más reducida tras la «plaga», según el nombre que la epidemia recibe en la liturgia. Gianni Crea conoce todas las llaves, pero si alguna se le resiste, sí que sabe hacia donde deben girar, la sutileza con que debe entrar en la cerradura en busca de la muesca, el pequeño truco para que no se atranque. De todas las llaves hay una que no número ni copia y se guarda en un sobre lacrado. Es la de la Capilla Sixtina, a cuyo cargo están los «sistinari» dependientes de la sacristía pontificia; sólo en caso de emergencia, Crea hace uso de la que está en su poder. Entra por las mañanas con una linterna hasta que enciende las luces. ¿Qué se siente?, le preguntaron, en «Il Corriere». «Al hacerse la luz es como sentir la eternidad», respondió. De todas las misiones hay una cuyo misterio lo guarda para sí: el momento en que los cardenales se encierran en la Capilla Sixtina para elegir un nuevo Papa. Él es el encargado de cerrar desde fuera las puertas de la gran sala y exclamar «Extra Omnes» (fuera todos).