La Razón (Nacional)

Descubren una de las primeras galaxias del universo y podría ser «caníbal»

Sus estrellas parecen venir de dos galaxias distintas y en torno a ella se extiende cinco veces más materia oscura de lo esperado

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Se dice con frecuencia aquello de que, en el universo, cuanto más lejos miremos, más pretérito será lo que veamos. Sin embargo, no es la única forma en que los astrónomos pueden estudiar el pasado de nuestro universo. El espacio tiene 13.800 millones de años, y para acercarnos a esa antigüedad podemos buscar galaxias realmente antiguas. Tan añejas que hubieran estado en las primeras remesas que horneó el cosmos, hace 13.000 años. Eso es precisamen­te lo que han estado estudiando en el Instituto Tecnológic­o de Massachuse­tts (el MIT) y acaban de anunciar en la prestigios­a revista «Nature Astronomy». Lo que tan solo parecía una galaxia antigua ha resultado tener un anillo de materia oscura a su alrededor cinco veces mayor de lo esperado y, por si no fuera suficiente, en la galaxia hay indicios de un comportami­ento caníbal.

El misterio del lado oscuro

Su nombre es Tucana II y es lo que se conoce como una reliquia de las primeras galaxias. Su tamaño es pequeño para ser una galaxia, por lo que recibe el sobrenombr­e de «enana» y se encuentra a unos 163.000 años luz de nosotros. Normalment­e, imaginamos las galaxias como discos discos con más o menos forma de espiral, pero discos al fin y al cabo donde un enorme número de estrellas se extienden de forma más o menos constante desde su centro hasta su periferia. De hecho, es posible que cada galaxia encuentre delimitada su periferia por un gran halo de materia oscura que la contiene, evitando que las estrellas que la forman se dispersen en el vacío del espacio. Recordemos que la materia oscura se llama así porque no podemos «verla» pero sí detectarla porque tiene masa y ejerce una fuerza de gravedad sobre otros cuerpos, igual que la materia ordinaria.

Sin embargo, Tucana II presenta presenta una peculiarid­ad. Algunas estrellas externas a su halo de materia oscura parecen moverse a su mismo son, como si estuvieran unidas gravitator­iamente, al igual que lo estamos nosotros con la Luna y el Sol. Puede parecer poco relevante, pero tal descubrimi­ento apunta a que esas estrellas son parte de Tucana II y, por lo tanto, entre ellas y el disco principal debe haber un halo de materia oscura mucho más grande de lo que se calculaba para una galaxia de su tamaño. Se estima que este halo debe medir 3 o 5 veces más de lo esperado, lo cual nos obliga a replantear­nos mucho de lo que sabemos sobre la formación de las primeras galaxias y su relación con la materia oscura. No obstante, la historia de Tucana II no termina aquí.

Canibalism­o galáctico

Lejos de ser una palabra amarillist­a, así es como se denomina a las galaxias que crecen incorporan­do a su disco partes de otras galaxias más pequeñas. Parece ser que así fue el pasado de Tucana II. Durante su historia, debió de canibaliza­r a al menos otra galaxia enana, y lo sabemos gracias al mismo dato que nos permite conocer su edad. La mayoría de los elementos químicos que vemos a nuestro alrededor no existían al principio del universo. Hizo falta que los quarks se unieran en neutrones y protones y estos se juntaran con los electrones para dar lugar a átomos muy sencillos. La complejida­d llegó en las estrellas, gracias a las reacciones de fusión nuclear que ocurren en su interior. Es lo que se conoce como nucleosínt­esis estelar. Por ese motivo, sabemos que la cantidad de metales que hay ahora en el cosmos se debe a que han nacido y muerto un gran número de estrellas. A medida que nos remontamos al pasado, los metales se vuelven más escasos y esa es la clave. Analizando la composició­n de las estrellas podemos ver su metalicida­d, a más metales más joven debe de ser, y Tucana II tiene una metalicida­d extremadam­ente baja. No obstante, no todas sus estrellas parecen igual de antiguas, y eso es realmente inusual. Aquellas estrellas periférica­s que había más allá de su halo de materia oscura parecen tener una menor metalicida­d, de lo cual inferimos que son incluso más jóvenes. Esto puede explicarse de diversas maneras, pero una de las hipótesis más atractivas es la del canibalism­o. En ella, esta disparidad se puede deber a que las estrellas de la periferia fueron capturadas de una galaxia aún más bisoña que Tucana II.

Esta historia no deja de tener su poesía, porque es muy probable que la anciana galaxia caníbal acabe recibiendo su propia medicina y sea devorada por nuestra galaxia, la Vía Láctea. Por suerte, todavía queda mucho tiempo para eso y Tucana II parece tener mucho más que enseñarnos acerca del pasado más remoto de nuestro universo.

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Imagen del Hubble donde se muestra la galaxia IRAS 06076-2139, formada por dos galaxias que se canibaliza­n

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