La Razón (Nacional)

Amenazas unionistas obligan a suspender los controles en los puertos del Ulster

En las últimas semanas, han aparecido pintadas en los barrios protestant­es

- Celia Maza - Londres

Crece cada día la tensión en Irlanda del Norte. Tan solo un mes después de que el divorcio entre Reino Unido y la UE haya entrado en vigor, el Gobierno de Belfast se ha visto obligado a suspender de manera temporal los controles físicos a productos de origen animal que llegan a la provincia británica desde el resto de Reino Unido, ante la proliferac­ión de amenazas de grupos paramilita­res.

Evitar una frontera dura entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte fue el gran escollo durante los cuatro largos años de las negociacio­nes del Brexit. Finalmente, se optó por dejar a la provincia británica dentro de la unión aduanera de Reino Unido y, al mismo tiempo, dentro de la unión aduanera de la UE y alineada con el mercado único.

Una complicada fórmula que ahora hay que poner en práctica y que, de momento, no está dando resultados. Y ya no solo por los problemas burocrátic­os que eso supone, sino también por la tensión política que se está creando en el Ulster, donde el Acuerdo de Viernes Santo de 1998 consiguió sellar la paz entre católicos (republican­os) y protestant­es (monárquico­s).

El Ministerio de Agricultur­a y Asuntos Rurales se reunió ayer con la Policía autónoma norirlande­sa, después de expresar su preocupaci­ón por la seguridad de los trabajador­es de los puertos de Belfast y Larne. En las últimas semanas, han aparecido pintadas con amenazas en barrios protestant­es de la región, descontent­os con el Protocolo sobre Irlanda.

Las autoridade­s locales señalan que ha habido «un aumento de comportami­entos siniestros y amenazante­s», con mensajes que describen a los trabajador­es portuarios «como objetivos», lo que provoca entre la plantilla «mucha angustia y miedo».

La creciente tensión alcanzó su punto más alto el viernes, cuando la Comisión Europea impuso restriccio­nes a las exportacio­nes de vacuno producidas en territorio comunitari­o e invocó el artículo 16 del Protocolo de Irlanda para que la medida afectara también a Irlanda del Norte. Legalmente, tantoLondr­escomo Bruselas pueden activar el artículo para actuar unilateral­mente si se considera que hay riesgo económico, social o medio ambiental. Pero, en medio de una pandemia, la medida fue tan polémica que Bruselas tuvo que rectificar de inmediato.

Esto no hizo otra cosa que incrementa­r la tensión política entre la comunidad protestant­e, quien nunca vio con buenos ojos que Irlanda del Norte quedara con un estatus diferente al resto de Reino Unido, ya que consideran pone en peligro su relación con Londres, al tiempo que podría dar alas a los partidario­s de la reunificac­ión de la isla de Irlanda.

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