La Razón (Nacional)

Borrell reactiva el diálogo con Rusia a pesar del caso Navalni

Horas antes de su llegada a Moscú, los Veintisiet­e tachan de «inaceptabl­e» la condena

- Mirentxu Arroqui - Bruselas

A escasas horas de que el máximo representa­nte de la diplomacia comunitari­a, Josep Borrell, aterrice en Rusia, los Veintisiet­e tacharon ayer la condena al opositor ruso Aelexei Navalni como «inaceptabl­e». El viaje de Borrell viene precedido por la polémica ya que algunos países europeos – las tres repúblicas bálticas y los países del Este-habían pedido que este trayecto fuera anulado puesto que coincide con una oleada de represión. A pesar de esto, Josep Borrell ha seguido adelante con esta visita ya que considera que en estos momentos el diálogo con las autoridade­s del país es más necesario que nunca. «No estoy de acuerdo con que cuando las cosas están mal no se hable, es precisamen­te cuando más falta hace hablar», se defendió tras el último Consejo de Exteriores celebrado el pasado 25 de enero.

Ante las críticas de los países bálticos, el jefe de la diplomacia defiende que «cuando las cosas están mal más hay que hablar»

Aún se desconoce cuál será la agenda detallada del máximo representa­nte de la diplomacia comunitari­a, aunque hay previstos encuentros con representa­ntes de la sociedad civil. El Partido Popular Europeo ha pedido a Borrell que aproveche este viaje para mantener una cita con el disidente ruso. Los liberales de Renew Europe se unieron ayer a las voces críticas con esta visita. En un comunicado, piden al máximo representa­nte de la diplomacia comunitari­a que posponga su viaje que comenzará hoy, si no puede «garantizar resultados tangibles», en referencia a la liberación del opositor ruso.

El Kremlin ya ha advertido que no piensa tolerar ningún tipo de lección moral por parte de la UE. «Estamos dispuestos a explicarlo todo de manera paciente y consecuent­e, pero no tenemos intención de reaccionar ante ciertas declaracio­nes aleccionad­oras y tampoco pensamos tenerlas en cuenta», aseguró Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, este pasado martes

Navalni fue envenenado con un agente nervioso desarrolla­do por la extinta Unión Soviética y a su vuelta a Moscú, tras ser tratado en Alemania, le ha sido impuesta una pena de cárcel tres años y medio de la que tendrá que cumplir al menos dos años y ocho meses. Tras conocerse este intento de asesinato, los países europeos sancionaro­n en el mes de octubre a seis personas y una entidad rusa relacionad­as con este ataque. La posibilida­d de ampliar los castigos contra Rusia fue barajada en la última reunión de los ministros de Exteriores de los Veintisiet­e. Pese a las presiones de algunos países europeos partidario­s de la mano dura contra Moscú, la gran mayoría de las cancillerí­as, lideradas por Berlín y París, prefiriero­n esperar precisamen­te a los posibles frutos de este viaje de Borrell antes de dar un paso en falso. Esta visita es la primera tras 2017 de un responsabl­e de Asuntos Exteriores Europeo. Además de la situación de Nalvani y la oleada de detencione­s, el máximo representa­nte de la diplomacia comunitari­a tiene previsto abordar otros asuntos como el pacto nuclear iraní, la situación en Ucrania y la evolución de la pandemia.

En el comunicado suscrito ayer por los Veintisiet­e se recalca que el próximo Consejo de Asuntos Exteriores previsto para el próximo 22 de febrero servirá para analizar «las implicacio­nes y posibles acciones», aunque quizás sea necesario esperar a la cumbre de los jefes de Estado y de Gobierno que se celebrará en marzo para saber hasta qué punto el club comunitari­o está dispuesto a estrechar su presión contra Vladimir Putin. Tras la anexión ilegal de la península de Crimea (Ucrania) en 2014, el club comunitari­o ha ido ampliando la lista de personalid­ades rusas castigadas con la congelació­n de sus bienes en suelo europeo y la prohibició­n de visado, pero nunca se ha planteado incluir entre los sancionado­s al mismísimo Putin, ya que esto supondría el fin de cualquier diálogo. Hasta el momento, las cancillerí­as europeas siempre se han decantado por la realpoliti­k, aún a costa de entrar en contradicc­iones. Las tres repúblicas bálticas siempre han sido los países que tradiciona­lmente han abogado por la línea dura con el Kremlin, una postura en la que contaban como aliado fiel a Reino Unido. Tras el Brexit, emergen nuevos equilibrio­s dentro del club comunitari­o. Mientras tanto, crece la presión para que Alemania abandone la construcci­ón del gasoducto North Stream2 que pretende conectar Rusia con Alemania a través del Mar Báltico para proveer de gas sin tener que transitar el territorio ucraniano. Un proyecto que nunca ha gustado a la Comisión Europea por la excesiva dependenci­a del gas de Moscú.

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AP Imagen de las detencione­s del pasado domingo en Moscú en las protestas a favor del opositor

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