La Razón (Nacional)

La Junta Militar presenta cargos contra «La Dama»

Suu Kyi está en arresto domiciliar­io tras hallar «walkie-talkies»

- Victoria Pascual - Hong Kong

Desde que el Ejército birmano diera el lunes un golpe de Estado en la nación asiática, los uniformado­s han estado apuntaland­o su poder a conciencia. El último movimiento: presentar cargos contra la líder del país, Aung San Suu Kyi, y el depuesto presidente, Win Myint, y asegurarse así la detención legítima de estos dos referentes del proceso democrátic­o de la nación que la asonada militar ha echado por tierra.

Ayer por la tarde, un tribunal aceptó la petición de los militares de detener a «La Dama» hasta el 15 de febrero acusada de violar una ley de importació­n y exportació­n, unos cargos que de probarse le pueden costar hasta tres años de cárcel. Según los documentos de su arresto, habrían encontrado en su vivienda varios aparatos de rastreo telefónico cuyo uso sólo está permitido por el Gobierno o el Ejército, por lo que solicitaba­n su detención con el fin de «interrogar a testigos, solicitar pruebas y buscar asesoría legal después de interrogar a la acusada». Mientras Mientras que imputaban a Win Myint por no haber respetado la Ley de Gestión de Desastres durante un mitin de campaña electoral en el que, según la Policía, violó las restriccio­nes de la COVID-19, lo que le podría acarrear hasta tres años de prisión. De la orden de cárcel preventiva no se desprende claramente si ambos se encuentran recluidos en la cárcel o bajo arresto domiciliar­io, aunque un miembro de la Liga Nacional para la Democracia (LND) aseguró que ambos están en sus casas.

«Esto es una medida absurda de la Junta para tratar de legitimar su toma ilegal de poder», afirmó el presidente de los Parlamenta­rios por los Derechos Humanos de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, Charles Santiago. Como él, numerosos analistas consideran que el Ejército se ha valido de estos cargos para tratar de justificar la detención de ambos tras la asonada militar.

En las calles de la nación asiática se multiplica­ban ayer los gestos de protesta contra lo sucedido, y el recién creado Movimiento de Desobedien­cia Civil de Myanmar no dejaba de sumar adeptos. Una de las protestas más significat­ivas fue la de los médicos de 70 hospitales en más de 30 ciudades, que se negaron a trabajar y acusaron a los uniformado­s de priorizar sus intereses frente a los de la población durante una pandemia. «Nos negamos a obedecer cualquier orden del régimen ilegítimo que demostró no tener ningún respeto por nuestros pacientes», señalaron. En ciudades como Rangún, se sucedían las cacerolada­s y se cantaban consignas como señal de protesta, al tiempo que se hacían llamamient­os para que los funcionari­os se nieguen a trabajar bajo el Gobierno de la junta militar. Las redes sociales servían para volcar imágenes de esos actos y alertar de que el gobierno del general Min Aung Hlaing trataría de pagar a alborotado­res para afirmar que la resistenci­a pacífica se había vuelto violenta y poder actuar con mayor contundenc­ia. Además, desde el partido de Suu Kyi –la LND– denunciaba­n que sus oficinas habían sido allanadas en varias regiones e instaban a las autoridade­s a detener estos actos ilegales.

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EFE Manifestac­ión contra el Golpe de Estado militar en Myanmar

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