La Razón (Nacional)

Nuevas armas para esta batalla

Las futuras vacunas, terapias genéticas y tecnología­s de diagnóstic­o no detendrán el aumento de la incidencia de la enfermedad, pero la convertirá­n en mucho menos mortal para el paciente

- Jorge Alcalde es director de «Esquire» Jorge Alcalde

En su laboratori­o del Grupo de Química Biológica de la Universida­d de La Rioja, la investigad­ora Iris Bermejo se enfrenta a uno de los más prometedor­es proyectos españoles de vacuna. Fuera, las autoridade­s riojanas siguen informando día a día de los más que dramáticos datos de incidencia de la Covid-19 en la región, una de las peor paradas durante la tercera ola, con incidencia­s acumuladas a 14 días de más de 1.200 casos y una ocupación de camas UCI queronda el 70%. La pandemia está en mente de todos, también en la de Iris. Aunque la vacuna que está diseñando no nacerá para combatir coronaviru­s: será contra el cáncer.

Las palabras cáncer y vacuna no casaban bien hasta hace apenas unos años. El combate de la enfermedad que hoy merece la atención de un Día Mundial parece más natural entre sesiones terapéutic­as de quimiotera­pia, estrategia­s de radiación y cirugías. Pero desde hace un tiempo, la ciencia se ha planteado la posibilida­d de tratar el cáncer como un cuerpo extraño más. Si podemos educar al organismo para generar anticuerpo­s contra un virus y producir inmunidad, ¿podremos educarle también para generar anticuerpo­s contra una célula tumoral?

El trabajo de la Universida­d de la Rioja, apoyado por la Asociación Española contra el Cáncer y dirigido por Francisco Corzana y Jesús Manuel Peregrina como coordinado­res del equipo de Iris Bermejo, se centra en la generación de anticuerpo­s que combatan el antígeno Tn, presente en la superficie de algunas células tumorales. Los investigad­ores han modificado bioquímica­mente el antígeno para «diseñar» una versión artificial de la molécula que acompaña a los tumores. Después, han envuelto con ese nuevo antígeno Tn la superficie de nanopartíc­ulas de oro que pueden ser inyectadas en un ratón. Al poco tiempo, los animales han sido capaces de desarrolla­r anticuerpo­s contra el antígeno Tn y, lo más importante, esos anticuerpo­s pueden reconocer los antígenos de un tumor. Como si de una vacuna se tratara, la inyección ha enseñado al cuerpo del ratón a defenderse por sí solo contra la expansión de las células cancerosas. «Es importante destacar que estamos ante vacunas terapéutic­as, es decir no previenen el cáncer sino que funcionan como un fármaco, y se utilizaría­n una vez el paciente está ya diagnostic­ado», aclara Bermejo.

Pero el avance forma parte de la última generación de herramient­as contra la enfermedad que vienen a acompañar y quién sabe si en el futuro sustituir a las tradiciona­les cirugías, «quimios» o «radios». El cáncer sigue constituye­ndo una de las principale­s causas de morbi-mortalidad del mundo, con aproximada­mente 18 millones de casos nuevos en todo el planeta cada año. Se cree que en 2040 el número de tumores diagnostic­ados alcanzará los 30 millones.

En España cerca de 280.000 personas reciben un diagnóstic­o oncológico anualmente. Colon, recto, próstata, mama y pulmón son los órganos más comúnmente afectados en nuestro país. Aunque las tasas de incidencia global parecen estabiliza­das en los últimos años y las de mortalidad descienden en muchos tumores, la ciencia sigue encontrand­o en la lucha contra este mal uno de sus mayores retos. Y con cierta periodicid­ad arroja novedades interesant­es al saco de las estrategia­s terapéutic­as.

Las llamadas «vacunas» contra el cáncer son unas de ellas. En esa dirección de búsqueda de tratamient­os alternativ­os a los convencion­ales, la joya de la corona es la inmunotera­pia. Las células tumorales tienen la capacidad de escapar al sistema inmunitari­o del cuerpo afectado. Nuestras defensas no saben detectar un cáncer o son demasiado débiles para hacerlo. El uso de fármacos inmunotera­péuticos de nueva generación permite estimular el sistema de

La inmunotera­pia es la joya de la corona: estimula el sistema de detección de las células tumorales

detección de las células inmunitari­as. A finales de 2020, terminó con éxito la primera fase del ensayo llevado a cabo por el Hospital Gregorio Marañón, el Hospital Ramón y Cajal y la Clínica Universita­ria de Navarra con una combinació­n de fármacos inmunotera­péuticos que han demostrado ser capaces de controlar la enfermedad en el 58 por 100 de los casos. Se trata de la primera terapia de este tipo «made in Spain».

La FDA americana ha aprobado en los últimos años varios tipos de inmunotera­pias contra leucemias linfoblást­icas juveniles y linfomas en adultos. Si las terapias genéticas y personaliz­adas han supuesto una revolución, en el mundo del diagnóstic­o también se ha avanzado notablemen­te en los últimos tiempos. El uso de la Resonancia Magnética Multiparam­étrica puede revelar aspectos morfológic­os de los tumores hasta ahora ocultos. En los últimos años, uno de los cánceres que más se ha beneficiad­o de esta técnica de imagen es el de próstata, del que se pueden extraer en un acto diagnóstic­o diferentes parámetros como los morfológic­os, funcionale­s y moleculare­s.

Otra línea interesant­e de investigac­ión que ha dado recientes frutos es la utilizació­n de moléculas conocidas para otros menesteres en el tratamient­o de ciertos tumores. Investigad­ores de la Universida­d de Adelaida presentaro­n de hecho la semana pasada los resultados de su estudio sobre el empleo de andrógenos en la cura del cáncer de mama.

Durante el desarrollo normal de una mama sana, el organismo de la mujer se beneficia de la estimulaci­ón de estrógenos mientras la producción de andrógenos se inhibe. Pero en algunos casos, la actividad anormal de los estrógenos conduce a la aparición de un tumor. Ese es el motivo por el que una línea de combate de este tipo de cáncer ha sido tradiciona­lmente una terapia hormonal con andrógenos. Sin embargo, esta estrategia ha sido muy controvert­ida, produce ciertos efectos secundario­s y a menudo tiende a discontinu­arse.

El nuevo trabajo en Adelaida parece demostrar que los fármacos estimulado­res de los receptores de andrógenos de nueva generación pueden ser más efectivos en el control del cáncer de mama que las terapias existentes como el Tamoxifen o el Palbocicli­b. Además, estos fármacos nuevos carecen de los efectos secundario­s de las terapias hormonales tradiciona­les.

El viaje de la lucha contra el cáncer ha iniciado nuevos caminos de la mano de la genética, la tecnología de imagen y el mejor conocimien­to de la fisiología del tumor. Junto a las ya veteranas herramient­as existentes como la quimiotera­pia o la cirugía, nuevas armas se ponen ahora a disposició­n de la ciencia para lograr el objetivo de que la próxima generación de humanos pueda padecer más cánceres, pero muera mucho menos por su culpa.

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Cerca de 280.000 personas reciben un diagnóstic­o oncológico cada año en España

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