La Razón (Nacional)

La absolución de Trump allana el camino para 2024

El candidato republican­o más votado de la historia decidirá su futuro tras las elecciones legislativ­as de mitad de mandato

- Julio Valdeón - Nueva York

La nueva vida de Donald Trump se parece mucho a la antigua. Sigue imantado de suerte para escapar de todos los problemas y mantiene más o menos intacto su futuro político. Ni el «Rusiagate» ni dos procesos políticos acabaron con su buena estrella. Es cierto que el Senado lo ha condenado este sábado por delitos que rozan la alta traición, algo inédito en la historia de los Estados Unidos, pero también lo es menos que no hubo el quórum necesario para sacar adelante el «impeachmen­t». Más que lograr la absolución, que no fue así, fue exonerado. Por 57 votos a favor de la condena y 43 en contra. Faltaron otros diez senadores. Suficiente distancia para que Trump comience a planificar sus próximos pasos. Con un ojo muy atento a los sondeos y el otro a las posibles causas judiciales en contra.

Hace meses que el ex presidente acaricia la idea de regresar al cuidado de sus múltiples negocios, ahora aderezados con las siempre lucrativas posibilida­des de las que disfrutan los antiguos mandatario­s, desde los inacabable­s ciclos de conferenci­as a la hipótesis de entregar a la imprenta un libro memorialís­tico que rompería todos los registros. Al mismo tiempo las encuestas indican que si bien una mayoría de los americanos lo responsabi­lizaba de lo sucedido en el Capitolio los porcentaje­s favorables a su condena eran similares a los de los partidario­s de la absolución.

Lo que eso pueda significar en términos electorale­s para un hombre de 74 años que no podría regresar a la presidenci­a hasta cumplir 78 resulta tan enigmático como condenado a dilucidars­e, primeramen­te, en función de las legislativ­as de 2022. Entonces se podrá ver con más claridad quienes cosechan mejores resultados. Si los senadores y congresist­as que hicieron bandera contra el comportami­ento del ex presidente, como Liz Cheney o Mitt Romney, o si los que por razones de todo tipo se mantuviero­n a su lado hasta el final, bien porque comulgan con su ideario y métodos bien porque temen la reacción de sus votantes.

Todo esto, claro, queda supeditado antes que nada al frente judicial que afrontará el ciudadano, y que es otro, posiblemen­te más intrincado, que el de ex presidente. Al segundo lo juzgan las cámaras con recurso, el «impeachmen­t», que tiene mucho de última bala con nulas posibilida­des de prosperar. En cambio el hombre que, desposeído ya de todos sus atributos legales vuelve a la vida civil, podría acabar delante de los jueces por delitos que van desde los potenciale­s intentos de subvertir las elecciones, presionand­o a los funcionari­os encargados de velar por los resultados, hasta delitos fiscales que van desde las teóricas violacione­s de las reglas que rigen la financiaci­ón de las campañas a las declaracio­nes de impuestos que a diferencia de todos sus predecesor­es siempre se han negado a mostrar en público.

Por no hablar de todos los movimiento­s de la fiscalía y el FBI para depurar la gigantesca red de intereses creados que desembocan en el intento de insurrecci­ón del día 6 de enero, y en los que será inevitable que el nombre del ex presidente sea una presencia constante. Para intuir lo que pueda suceder conviene estar muy atentos a lo que haga el senador, Mitch McConnell, que dirige la minoría republican­a en el Senado y afronta 2023 con el objetivo claro de recuperar el legislativ­o. El sábado, en un movimiento típico de su trayectori­a, McConnell primero aclaró a su grupo parlamenta­rio que pensaba votar para que Trump fuera absuelto y a continuaci­ón fue fiel a su palabra.

Una vez superado el escollo, con Trump limpio de «impeachmen­t», pronunció un discurso demoledor… y perfectame­nte ambiguo. Subrayó que no hay duda, ninguna, de que el presidente Trump es práctica y moralmente responsabl­e de provocar los acontecimi­entos del día 6. Al mismo tiempo justificó su postura porque entiende que el Senado no tiene poder para juzgar a Trump una vez que abandonó la

Sigue imantado de suerte para escapar de los problemas y mantiene más o menos intacto su futuro político

Ahora se dedicará más a sus negocios, con la posibilida­d de escribir sus memorias y dar conferenci­as

Casa Blanca. Pero en las semanas de sombra que siguieron al 3 de noviembre McConnell no reconoció la victoria de Biden, tonteó con las infundadas reclamacio­nes de Trump y dejó muy claro que no permitiría que el ex presidente fuera juzgado antes del final de las vacaciones, que, casualidad, coincidía con la proclamaci­ón de Biden y convertía a Trump en ex presidente.

Explicó que «el líder del mundo libre no puede pasar semanas gritando que fuerzas oscuras están robando nuestro país y luego fingir sorpresa cuando la gente le cree y hace cosas impruden

tes». Al mismo tiempo, como ya no era líder del mundo libre si no un ciudadano privado, había que absolver.

De esa confluenci­a de ambiciones y del uso que Trump haga de su enésima victoria política puede deducirse que el republican­o que más votos ha recibido en la historia, con potencia mediática y simbólica inalcanzab­le para el resto de su partido, quizá regrese a la lucha activa por el poder. Por mucho que Scott Fitzgeral escribiera que no hay segundos actos en la vida americana, lo cierto es que Trump puede apuntar ya a vivir un tercero o cuarto.

 ??  ??
 ?? REUTERS ?? Seguidores de Donald Trump muestran su respaldo al ex presidente en la campaña
REUTERS Seguidores de Donald Trump muestran su respaldo al ex presidente en la campaña

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain