Uno siempre marca y otro nunca encaja
Bono y Haaland confrontan sus respectivas plusmarcas en el Sevilla-Borussia de hoy
La alta competición va de ganadores y perdedores, perogrullada que afectará a Sevilla y Borussia Dortmund cuando se celebre el sorteo de los cuartos a la salida de la eliminatoria que hoy comienzan a dirimir en el SánchezPizjuán; y que, partida dentro del partido, dejará sin récord a uno de los dos futbolistas que, por bando y bando, copan los titulares en las vísperas: el prodigioso delantero noruego Erling Haaland y el asombroso portero magrebí Yassine Bono. De lo que deparen sus duelos frente a frente en la capital de Andalucía y en el Signal Iduna Park dependerá una estimable porción de la eliminatoria.
Bono, marroquí nacido en Montreal (Canadá) y formado en la cantera del Atlético, donde adquirió ese acento argentino con el que sorprende a quienes lo oyen hablar español, era un suplente poco fiable de Tomas Vaclik hasta agosto pasado, cuando la lesión del checo lo propulsó a la titularidad en la fase final de la Liga Europa, durante la que paró un penalti al Wolverhampton en cuartos, desesperó a los delanteros del Manchester United en semis y ganó ante Lukaku un mano a mano decisivo en la final ganada al Inter. Se pide a los porteros que ganen puntos, pero Bono empezó la casa por el tejado y, antes que ayudar a sumar en Liga, fue decisivo en la conquista de un título. Un disparate.
Esta temporada, asentado sin discusión en la titularidad tras ejercer Monchi una opción de compra por cuatro millones –hoy vale seis veces más: he ahí otra bonita plusvalía para el técnico gaditano–, el Sevilla ha dejado de beneficiarse de las buenas actuaciones de Bono... porque se está dedicando, básicamente, a obrar un par de milagros por encuentro. Desde penaltis repelidos en el descuento hasta manos alucinantes como la que le metió a Rafa Mir el sábado, los sevillistas acumulan más de siete partidos sin encajar un gol, 790 minutos lleva imbatido su portero. Si esta noche logra el internacional con Marruecos mantener su portería virgen hasta el cuarto de hora final, habrá batido la plusmarca histórica del club que ostenta Palop –780 minutos sin encajar– desde octubre de 2008. «Va a ser la parada de la Liga», reaccionó el legendario arquero valenciano, que ejercía de comentarista en directo el sábado, cuando su sucesor evitó el empate del ariete del Huesca.
Sin desmerecer al enrachado Mir y a todos los delanteros a los que se ha enfrentado el Sevilla últimamente, el reto de esta noche se antoja superlativo. Enfrente, no en vano, estará Erling Haaland, un ariete colosal que con veinte años va a destrozar todos los registros en los próximos mercados. Todos los grandes clubes del continente suspiran por fichar al internacional noruego, que lleva año y medio promediando más de un gol por partido: 44 dianas hizo en 40 encuentros la temporada pasada –repartida entre el Salzburgo y Borussia Dortmund– y 23 en otros tantos encuentros lleva en la presente, sin contar los cinco que ha anotado con su selección. Julen Lopetegui, a quien siempre le gusta poner el contrapunto, aseguró ayer que «el Borussia ataca de muchas maneras, no sólo me fijo en Haaland». Atacará de muchas maneras, vale, pero el que marca casi siempre es el mismo.
Se puede afirmar que éste es uno de los octavos más inciertos de la presente edición de la Champions, ya que el Sevilla quiere hacer valer su mejor momento de forma ante un rival sumido en una gran crisis y con un entrenador interino; pero el Borussia esgrime su pedigrí en un torneo del que es campeón, finalista reciente y asiduo a las rondas finales.