Lucha espartana por sobrevivir a la covid y a la «insolidaridad» del arrendador
Un juez exime a Óscar Javier Triana, del gimnasio «Spartans Gym» de Palencia de pagar renta e IBI mientras no pueda abrir
La covid está provocando estragos en numerosos sectores económicos, como el de los centros deportivos, que lleva desde marzo tres cierres obligados.
El destrozo está siendo ya visible, con pérdidas millonarias, cierre de locales y otros que están ya al límite. Es el caso del «Spartan`s Gym» de Palencia, dedicado a la musculación y al boxeo, cuyo gerente Óscar Javier Triana lucha de forma espartana para sobrevivir a la pandemia y a la «insolidaridad» del dueño del local, con quien ha tenido que llegar a los tribunales.
En una sentencia pionera en España, el juzgado de primera instancia número 7 de Palencia ha dictado una medida cautelar por la que exime a este centro deportivo de pagar la renta y el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) desde este mes de febrero y mientras el negocio esté cerrado debido a las restricciones impuestas por la Administración para frenar la expansión del virus. Y en caso de que se permita la reapertura reapertura del local y el inicio de la actividad del mismo y por el periodo que dure la tramitación de este procedimiento se reduce la renta en un 40 por ciento.
«Al no poder trabajar con normalidad ni contar con ayudas directas empecé a endeudarme y antes de dejar de pagar a Hacienda o los créditos que tengo decidí intentar negociar con el dueño el alquiler de la nave, pero ha sido imposible poder llegar a un acuerdo», relata a LA RAZÓN Óscar Javier Triana, quien decidió poner el asunto en manos de su abogado cuando el propietario de la nave le envió una carta en el que le decía que le iba a desahuciar por impago de la renta.
Óscar relata que el único acuerdo que quiso hacer el dueño fue que le descontaba tres meses del alquiler pero siempre que le pagara en el acto e íntegramente otros tres meses. «Le dije que eso era imposible y su respuesta fue que a primeros de enero tenía que abonar el mes en curso y los tres mil euros correspondientes a esos tres meses, y que sino lo hacía le tendría que devolver los tres meses que me iba a descontar», explica, indignado, mientras apunta que, para más inri, le quería hacer firmar un documento en el que le echaba a la calle y dejando dentro del local todo lo que tiene del negocio.
Cuenta también que ha pensado en tirar la toalla muchas veces pero que los clientes le han ayudado a seguir en la lucha, y que pese a esta pequeña victoria, tiene claro que sin poder abrir desde hace más de un mes y sin ayudas directas «el negocio se va a pique».