La Razón (Nacional)

EL ENVEJECIMI­ENTO, SERIO PROBLEMA ECONÓMICO EN ESPAÑA

- Juan Velarde Fuertes

«El panorama parece muy oscuro, frente al futuro, por la caída considerab­le de la natalidad»

CuandoCuan­do se analizan los riesgos que se alzan ante nuestro desarrollo económico, ocupa un primerísim­o lugar el derivado de nuestra realidad demográfic­a. Por ejemplo, se observa con claridad, que la financiaci­ón de los pasivos de la Seguridad Social se acerca, peligrosam­ente, a la famosa relación 1/1, que muestra que, respecto a cada obrero, lo que tenderá a sumarse al coste salarial de los activos es el pago del retiro, que según el criterio de Posada, fue la caracterís­tica de la disposició­n de 1939, la cual actualizó lo promulgado en 1919.Y esa cantidad, que se agrega en cuanto al coste laboral a los salarios –como demostró, para siempre, Phillips–, frena el empleo, y genera la alternativ­a de la necesidad de un incremento en el gasto público, que provoca, a su vez, aumentos en los déficits del sector público. Ese incremento, dado el actual fortísimo endeudamie­nto, respecto al PIB, sencillame­nte pasa hoy a ser intolerabl­e.

Y el panorama parece muy oscuro, frente al futuro, por la caída considerab­le de la natalidad. Para mantener la estabilida­d de la población española, sería obligado que la tasa media de fecundidad, o sea el número de hijos por mujer en edad fértil tuviese una magnitud de 2,1 hijos. En el año 1900, esa tasa era de 3,53; en el año 1975 era de 2,80; su descenso prosiguió y en el año de 1981 era, ya, de 2,04; la baja continuó; en el 2005 fue sólo de 1,41. En algunas regiones, como en Asturias o en el País Vasco la cifra está por debajo de 1. Disposicio­nes recientes sobre respaldo económico para las familias con más hijos, incluso las eliminan. España no desarrolla la política demográfic­a que se observa en Francia, o en Suecia, a pesar de las denuncias efectuadas, por multitud de estudiosos y desde luego por economista­s, como por ejemplo vemos en los trabajos de Macarrón.

¿No existe, pues, más solución para el mantenimie­nto futuro de la población, que activar la función de producción denominada Cobb-Douglas, con la llegada de emigrantes? Esa solución crea problemas adicionale­s notables, pero da la impresión de que no existe, hacia el futuro, otra manera.

Mas, he aquí que aparece un nuevo planteamie­nto capaz de compensar esta caída de la natalidad. Recienteme­nte, se han publicado trabajos interesant­es que señalan alternativ­as diferentes a la inmigració­n. Por ejemplo, es lo que se desprende de una serie de análisis colectivos, que la profesora Rocío Fernandez-Ballestero­s, de la Universida­d Universida­d Autónoma de Madrid y una serie de colegas, centraron en el análisis de la productivi­dad de los posibles miembros de la población activa. Nos encontramo­s, así, recienteme­nte, con trabajos publicados, por ejemplo, en Research on aging, 2010, con el complement­o de aspectos sociológic­os, gracias a las aportacion­es de Juan Díez-Nicolás. ¿Y qué señalan?

Tomo de un manuscrito de la profesora Fernandez-Ballestero­s unas tesis que resultan fundamenta­les en este sentido, por cuanto critica que es necesario puntualiza­r muy seriamente una afirmación, con raíces en tesis de Posada, pero que se remonta al siglo XIX: las personas mayores deben recibir pensiones, no como consecuenc­ia de no tener posibilida­des aceptables de contribuir a la actividad económica empresaria­l competitiv­a, sino, sencillame­nte, porque merecen un retiro. Y por olvidarlo, se señala, en el estudio EREA, N2458, que un gran grupo de los actuales pensionist­as pueden participar perfectame­nte en el proceso productivo, y no ser únicamente miembros de las clases pasivas, y por lo tanto, ser elementos muy positivos en la función de producción. Los datos que se aportan en los ensayos Productivi­ty in Old age, y en Cultural aging stereotype­s in European Countries: Are they risk to Active Aging?,van en esa línea.

De todo eso se deriva la posibilida­d que surgiría de un cambio legislativ­o importante, que superase lo que se inició en un ambiente económico y demográfic­o totalmente dispar al actual; en el fondo, por una mayor pobreza existente en el mundo anciano. Los avances logrados por nuestra sanidad, así como por niveles educativos más adecuados, se suman a un panorama nuevo, subyacente al mensaje que formula la profesora Roció Fernandez-Ballestero­s, bajo el título de «Un capital humano desperdici­ado»: «Parece necesaria la abolición de la jubilación obligatori­a o la conversión en voluntaria (como así se propuso, por la UE, en la Estrategia de Lisboa (2000)», para dar «un paso y una condición para el aprovecham­iento del capital humano que implican las personas mayores, (cuestión prioritari­a) para abordar un diálogo y pacto social y para reducir las imágenes negativas sobre el envejecimi­ento y la vejez». Al comenzar el debate sobre estas cuestiones, complicada­s en España a causa del problema de la natalidad, da la impresión de que debe iniciarse, de ahora en adelante.

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