«Nunca invertiría en empresas que me supongan un conflicto moral»
Especialista en «Quality Assurance», invierte en acciones de empresas del sector tecnológico, financiero y gran consumo. Prefiere invertir en compañías que le gustan y que considera de su día a día. «Nunca invertiría en empresas o sectores que me supusieran un conflicto moral. Y bueno, obviamente, también trato de adaptar la inversión al momento y a las oportunidades de los diferentes sectores. Últimamente he invertido en Johnson & Johnson, Workhorse Group Inc, y Sundial Growers. Inc», relata.
El año pasado decidió invertir parte de sus ahorros en un fondo de inversión (con un riesgo moderado). El primer consejo que le dieron antes de invertir fue «no lo mires cada día, piensa que los resultados los verás a largo plazo». «Evidentemente, lo miraba cada día, hasta que me di cuenta de que no tenía sentido», confiesa. confiesa. Así que pensó que si lo que le apetecía era estar pendiente y tener un impacto directo en la rentabilidad de su inversión, tenía que decantarse por la bolsa.
Destina aproximadamente el 15% de sus ingresos a inversión, de la que, hasta el momento, está obteniendo rendimientos. «Aunque es un tema de gestión de expectativa, empecé invirtiendo muy poco y dando ese dinero por perdido. No quería que me quitase el sueño», afirma. Define su experiencia de inversión como «una curva de aprendizaje infinita». «Siempre tienes algo que leer, que te lleva a otra cosa y a otra… Cada día aprendes independientemente de que en tu inversión ganes o pierdas, y esto te permite ajustar tu posición con el objetivo de hacerla más rentable», asevera.
Se ve a sí misma como una inversora moderada, que siempre trata de calibrar la inversión de forma que pueda apalancarse en activos seguros y menos rentables a la vez que busca más rentabilidad en otros sectores y empresas que conllevan más riesgo.
De momento, continúa invirtiendo los rendimientos que va obteniendo. Para ella es importante planificar el futuro, aunque, a su juicio, este año nos ha enseñado a todos que más que planificar, lo importante es saber adaptarse en todos los aspectos de la vida y, a nivel financiero, saber identificar las oportunidades en los buenos y en los malos momentos. «¡Muy fácil decirlo, no tanto ponerlo en práctica!», apostilla.
«Creo que el abanico de posibilidades que tenemos ahora los millennials es mucho más grande que el de nuestros padres hace no tantos años: nuevos puestos de trabajo, nuevas aptitudes y posibilidad de especializarse en aspectos muy concretos, movilidad a nivel internacional... pero las condiciones son peores y no es fácil», finaliza.