Grietas en el muro
El Atlético ha recibido goles en los últimos ocho partidos.Salió a defender ante el Chelsea y acabó sin rematar a portería
El Atlético es el Atlético si cierra su portería. Después, que pase lo que pase, pero la esencia, lo que hace del equipo de Simeone un equipo temible es defender como nadie, como si no hubiera otra cosa más importante en la vida. Es, para el técnico argentino, el camino más corto hacia la victoria. Pero se le ha olvidado la brújula en el momento más importante de la temporada, cuando se decide en qué posición llegas al instante final.
Y el Atlético tiene que remontar en el partido de vuelta de los octavos de Champions y siente en LaLiga el aliento de un Real Madrid hambriento y en línea ascendente. Justo lo contrario que los rojiblancos. Llevan toda la temporada huyendo como de la peste de su papel de favoritos en cualquier competición, como si eso les diera gafe. Tras la derrota de ayer en la ida de los octavos de la máxima competición continental y en la que hacían de local en un campo extraño, lo han conseguido: ya no son favoritos
El equipo de Simeone ha perdido fiabilidad atrás. Necesita marcar en el encuentro de vuelta para no decir adiós
favoritos para pasar a los cuartos de final. No es imposible ni una cosa lejana, pero sí es complicado, sobre todo porque los de Simeone han perdido la fiabilidad que tenían antes. Ahora encadenan ocho partidos recibiendo goles (Eibar, Valencia, Cádiz, Celta, Granada, Levante dos veces y el de Giroud de ayer) y eso les hace temer por el presente y también por el futuro.
El plan de Simeone para el primer encuentro de la eliminatoria fue evitar el tanto contrario antes que marcar. El dominio fue del Chelsea de Tuchel, aunque es verdad que durante gran parte del partido se vio impotente ante los hombres que sumaba el Atlético atrás. El técnico rojiblanco suele apostar por lo más conservador en los días en los que está todo en juego y tantas veces le ha salido que no se le discute. Él quería llegar a la vuelta sin goles en contra, lo de los goles a favor era un asunto menor, así se aburrió Joao Félix y así fue incapaz de hacer nada peligroso después del tanto del conjunto inglés.
Fue un gol con suspense, porque el VAR tardó mucho en adivinar quién era el futbolista que le daba el balón a Giroud. Que el delantero francés estaba en posición adelantada era indudable, lo que mantenía la incertidumbre era si la pelota le había llegado de un compañero o si había sido Hermoso el que, en un intento de despeje, le había puesta el balón a la altura perfecta para la chilena. Koke presionaba para despistar o para ganar tiempo o para cambiar su suerte, porque las dudas no iban a su favor. No le sirvió.
El VAR dio el tanto al Chelsea y el Atlético, que ayer salió dispuesto a no recibir un tanto, no tuvo ni idea de qué hacer para marcar él uno.